Canto a un Dios Inconsciente (Una fábula alquímica) - Nekromorty

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sábado, 24 de octubre de 2020

Canto a un Dios Inconsciente (Una fábula alquímica)

La conjunción de los opuestos, la síntesis del espíritu absoluto: la creación como el proceso de auto-conciencia de la divinidad y el ser humano como instrumento, como el atanor alquímico.
Tal es el sentido del «culto divino», es decir, del culto que el hombre puede prestar a Dios para que la luz surja de las tinieblas, para que el Creador se haga consciente de su creación y el hombre de sí mismo… El hombre, en virtud de su espíritu reflexivo, se ha destacado del mundo de los animales y demuestra, por medio de su espíritu, que la naturaleza ha puesto en él un elevado premio, y precisamente a la evolución de la conciencia.

A través de ella se adueña de la naturaleza, al reconocer la presencia del mundo y confirmar en cierto modo al Creador. De este modo el mundo se convierte en fenómeno, pues sin reflexión consciente no lo sería. Si el Creador fuera consciente de sí mismo, no necesitaría ninguna criatura consciente. C.G. Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos.

I am the whore and the holy one.
I am the wife and the virgin…
I am the bride and the bridegroom,
and it is my husband who begot me.
I am the mother of my father
and the sister of my husband
and he is my offspring.

–The Thunder, Perfect Mind– (Gnostic Poem)

Soy la hoja que separa la noche del día, 
el abismo en el que el dios se arroja,
el altar de su inmolación,
la materia en la que se extravía
y la chispa de su redención.

Soy la oscura tierra saturnal,
la rosa profunda,
la boca virginal,
la abeja que fecunda…

Soy el Viejo Tiempo
y el Niño que juega en el mar, 
con las piedras y el viento. 

Soy el espíritu que sopla
por donde quiere 
y la grieta
por donde la luz hiere. 

Soy la boda del cielo y la tierra
y el roció que la sella.

Soy la lengua de fuego y agua
el beso de la mujer quemada por el sol,
el bautizo del hombre que llega
con la espada, el juicio y el amor.

Soy la cabeza cortada del cuervo, 
el calabozo de las bestias,
el león del abismo protervo,
y todas las batallas siniestras…

Hasta que el diluvio llega a su final 
y se asoma la cola del pavo real. 

Soy el Behemoth que va por la montaña,
el Leviathan que aletea en la hondonada
y hasta esa tosca y satánica bestia
que al final deberá ser asimilada
en la síntesis del espíritu universal.

Soy el hombre que despierta,
bajo un árbol al amanecer
viendo a los ojos a la diosa de la belleza,
su estrella infinita,
después de vencer a la Muerte
y su legión demoníaca,
espectros de la mente.

Soy la serpiente que sube por el tronco
y enhiesta es un ave celeste.

Soy la manzana dorada
que crece en la isla bienaventurada,
los frutos de la hercúlea labor
la inmortalidad y su licor. 

Soy el héroe que mata al dragón
y la ninfa que ávida se entrega al ganador.

Soy la mujer que baila con la cabeza del profeta
la que derrama la copa intoxicada
por la luna, el vino y la sangre.

Soy el hombre que penetra la tierra,
que muere como la semilla de trigo
y renace en el fruto del vientre.

Soy ella que lleva el velo y cuida el fuego,
la mujer cuyo fruto es el sol,
la que duerme con el corazón despierto,
la esposa del Cordero.

Soy la centella que se aleja de un fuego eterno,
que se separa para que Dios experimente
su propia creación como un sueño
hasta volverse consciente.


Fuente: Cadena Aurea

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