La Pornografía Fracturó Mi Mente: Desde Madonna al Marqués de Sade - Nekromorty

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domingo, 6 de septiembre de 2020

La Pornografía Fracturó Mi Mente: Desde Madonna al Marqués de Sade


Cuando tenía 8 o 9 años descubrí una revista pornográfica escondida en el escaparate del cuarto de mamá, que por aquel entonces compartía con mi padrastro. Era una revista de hojas grandes con imágenes en blanco y negro. Recuerdo que lo que llamó particularmente mi atención fue la escena de un fellatio. El modelo llevaba un gran mostacho y su cuerpo era musculoso y muy velludo. La modelo, una rubia de gran peinado, con senos como melones, tenía aquel inmenso pene metido hasta la garganta.

No comprendí la imagen al verla inicialmente, se trataba de una cosa desconocida y abstracta, pero algo definitivamente se fracturó en mi mente infantil. La curiosidad me embargó, y con toda la ingenuidad del mundo (no sabía que era pornografía, ni mucho menos que sería considerado algo prohibido, incluso pecaminoso) fui a comentarle a mamá sobre mi descubrimiento.

Quería disipar mi duda, necesitaba una respuesta a mi interrogante: ¿Porqué la mujer tenía el pipí del hombre metido en la boca? La situación habrá tomado a mamá fuera de base. Me imagino las cosas que pudieron pasar por su cabeza en fracciones de segundos, pero de todas las posibles respuestas, la que me dio, creo yo, fue la más cómica de todas.

Supongo que ella pensó que yo lo hallaría más lógico, y obviamente quiso evitar cualquier detalle de índole sexual: "La mujer se está tomando el pipí (es decir, la orina) del hombre". Por muy extraño que pudiera parecer, la respuesta satisfizo mi curiosidad en ese instante. Debe ser una práctica realizada por adultos, pensé.

Luego de ello, y en el transcurso de los años, el contenido pornográfico seguía llegando a mis pequeñas manos. Por ejemplo, una vez me topé con una revista de dibujos e ilustraciones que mostraba todo tipo de extrañezas. No olvido la imagen de unos extraterrestres -los típicos grises, de cabeza redondeada y ojos grandes- con una erección descomunal al ver el culo de una muchacha. Sus penes monstruosos y lascivos goteaban líquido pre-seminal. 

Fue en la antigua casa, donde creció mamá y sus hermanos, que encontré el mayor alijo de pornografía. 

Mi tía, al irse de guardia de enfermeria, me dejaba las llaves de su cuarto bajo la alfombra para que yo pudiera entrar durante las tardes, cuando iba de visita luego de la escuela. Allí me mantenía entretenido revisando y escuchando parte de su colección musical que contaba con algunos discos de vinilo y muchas cintas, de intérpretes pop, en su mayoría, leyendo libros o revistas.


Una tarde, bajo el colchón de su cama -este es un lugar común de los boomers para ocultar cosas- encontré una revista que contenía sólo desnudos de Madonna. Una de las imágenes la mostraba agachada y completamente desnuda, encendiendo un cigarrillo junto a una botella plástica de agua. Me pareció la imagen mas excitante que había visto hasta entonces. Fue la primera vez que me masturbé con la visión de un desnudo femenino.

Me encantaba hojear las revistas penthouse, las playboy, y cualquier otra que pudiera conseguir en los viejos estantes y entre los montones de papeles viejos y arrumados. Disfrutaba masturbarme viendo las imágenes y leyendo los textos, pero mi introducción a la verdadera literatura erótica y pornográfica fue al encontrar, en una vieja biblioteca, una famosa novela ambientada en la era victoriana, y de la que se desconoce el autor, simplemente llamada: Mi vida secreta.

Cuenta las andanzas y las aventuras eróticas de un hombre que suele frecuentar prostitutas, y que a cambio de dinero consigue todo tipo de favores sexuales: desflorar virgenes, participar en tríos, orgías, y experimentar sexo homosexual. Llega a describir todo tipo de perversiones, cosas que parecen hasta inimaginables. Me sentía cochino al pasar las hojas, pero al mismo tiempo bastante excitado. Luego llegaría Justine del Marqués de Sade a mis manos, y mi mente volvería a fracturarse, como me pasó de niño, con aquella escena del blowjob.

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