Antonio García Villarán nos ha regalado una nueva categoría para el arte y ha puesto en jaque mate a más de un artista en todo el mundo. Hamparte, la definición que causa escalofríos a algunos artistas contemporáneos.
La crítica hacia el arte contemporáneo y predominantemente al conceptual, suele regirse bajo parámetros similares. En ocasiones su simpleza, así como su aparente falta de técnica, además de la necesidad de un discurso teórico que sustente a las obras o las justifique, son los motivos principales por los que estas corrientes estéticas suelen ser criticadas y hasta rechazadas.
Sin embargo, son esos argumentos en contra del arte contemporáneo los que también son utilizados a su favor. Es decir, este tipo de arte no es simple por sí mismo, a veces se tilda de simplista dado que se decide ignorar el contexto teórico y curatorial que se encuentra en torno a una obra en específico.
Estas dos percepciones son parte de un largo y extenso debate en el que se contraponen las ideas que plantean que el arte debe comunicar por sí mismo sin la necesidad de una ficha, un discurso curatorial o cualquier otro agente, mientras aquellas que creen que el valor proviene precisamente de los demás discursos que pueden inscribirse en una expresión tan simple.
Es ahí donde entra la perspectiva de Antonio García Villarán. Él es un artista plástico que además de su creación, ha destacado como un gran influencer en cuanto a la teoría y la crítica de arte se trata: Mediante su canal de YouTube que amasa 465 mil seguidores. En él, es posible encontrar crítica, así como vídeos que proporcionan las bases para el dibujo, pintura y hasta distintas técnicas y corrientes estilísticas.
¿Qué es hamparte?
Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es su propuesta del término “hamparte”. De acuerdo con García Villarán, hamparte es lo que define a toda propuesta artística que cumple con ciertos requisitos. La palabra se encuentra compuesta tanto de “hampa” y “arte”, siendo el significado de la primera palabra un conjunto de maleantes, especialmente organizados en bandas y con normas de conjunta particulares.
Para evitar confusiones y mal uso del hamparte, García Villarán realizó su Manifiesto Hamparte que identifica los casos en los que una obra es eminentemente hampartista, así como sus artistas:
- Si uno o varios objetos fabricados en serie, y que además están a la venta en el mercado común son presentados como obra de arte, es Hamparte.
- Si la obra consiste simplemente en la elección de un objeto (objet trouvé, found art o ready-made) que es convertido mágicamente en obra de arte por el hecho de colocarlo en un espacio expositivo cualquiera, es Hamparte.
- Si no es necesario tener talento para realizar una obra como la que se muestra, si está llena de lugares comunes e ideas manidas, es Hamparte.
- Si el único valor que tiene la obra está sustentado fundamentalmente por un concienzudo texto teórico/filosófico/político que no encuentra su reflejo real en la obra, es Hamparte.
- La fantástica y mágica atribución de valores inexistentes a objetos que son comercializados en el mercado del arte con precios exorbitantes, es Hamparte.
- Un artista nunca se gana el derecho de ser artista. Tiene que demostrarlo continuamente. Aunque haya hecho una gran obra de arte, esto no significa que todo lo que haga sea arte. Puede hacer Hamparte consciente o inconscientemente. Si lo hace inconscientemente, será un hampartista puro. Si lo hace de manera consciente para evidenciar y denunciar lo que está ocurriendo en el mercado y en el mundo del arte, o bien por el simple placer de hacerlo; es un hampartista realista. Pero todas las obras que se creen bajo estos términos serán Hamparte.
- En definitiva, el arte de no tener talento, es Hamparte.
Los ejemplos del hamparte y artistas que se adscriben a esta nueva tipología son varios, como Damien Hirst —quien también es criticado por el grupo de artistas que ayudan a producir sus obras de arte, así como las reproducciones de éstas—, Yoko Ono, Wilfredo Prieto, Gabriel Orozco, José Dávila, entre otros.
Este hampartismo va ligado del valor del arte y las obras, pues suelen estar valuadas en grandes cantidades de dinero, lo cual contrasta con su aportación, técnica y el propio talento del artista. Tanto el valor de la obra, como su catalogación como arte también se legitiman a través de su introducción a espacios propiamente artísticos, lo cual pone en jaque a algunos de los artistas contemporáneos.
En ese sentido, el postulado de García Villarán se acerca a los que han hecho tan famosa a Avelina Lésper, quien reniega de este tipo de expresiones que no tienen significado ni comunican por sí mismos y más de una vez ha criticado y cuestionado abiertamente a los artistas mexicanos. Aunque García Villarán deja de coincidir con Lésper en cuanto a declaraciones como que el performance o artistas como Duchamp no lo son.
El hamparte, más que usarse de forma peyorativa, en realidad se trata de una nueva tipología que diferencia estas posturas intelectuales que tienden hacia el arte por el arte y presentan objetos que cualquiera de nosotros podríamos hacer y replicar en nuestras casas sin esfuerzo alguno.
¿Estás de acuerdo con la definición de Villarán, o crees que su discurso no entiende el arte contemporáneo?
Fuente: Cultura Colectiva
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