Hola, ¿sabes quien soy? Aunque no te importe en lo
absoluto, te daré una respuesta. Tengo todo lo que cualquier mortal desearía,
lo que poseo terminó poseyéndome: casa, estudios, familia, vicios, sexo y
masturbaciones; ¿sabrá Dios que aun existo todavía? Ojala que todo se acabe
para siempre. Todo lo que me queda se resume en donaciones melancólicas de un
funesto titiritero.
Puedo ser tu marioneta, desde el día que me escupieron
en este mundo la tragedia me ha perseguido, deja de tirar de mis hilos y déjame
caer, lo que tenía se ha desvanecido entre mis dedos, lo único que tengo es
solo desconsuelo, el dolor que me infrinjo es la droga que me mantiene
despierto. La gente supone que tengo una vida llena de grandes oportunidades,
como si la juventud fuera suficiente para superar el yugo deplorable que ellos
me han heredado; los sueños cálidos y las cosas hermosas no significan nada en
este lugar.
Se de donde provengo y como acabará todo, los abismos
que me han dado refugio me enseñaron que la vida y la muerte no tienen sentido,
que es una perdida de tiempo teorizar cualquiera de ellas, solo queda morir en
vida o vivir la muerte en este amorío infernal. Vengo del vientre maligno de la
naturaleza, desde que fui engendrado en esta horrible cuna de inmundicia mi
existencia es un bucle constante de otoños incipientes, los amores de mi vida
se resumen a pasiones concupiscentes, lo único verdadero que me plena de
satisfacciones. Todo lo demás son solo largas noches solitarias ataviadas de
pesadillas, risas fingidas y depresión.
Me raptaron y me han confinado en el lugar mas hórrido
del universo, Dios y el Diablo son la misma persona, que vida tan gratificante
hubiese albergado mi ser si no fuera por ese maniático. Lo poco que me pertenece
no es mas que una expresión cataléptica plagada de interminables miserias, los
instantes cercanos a la muerte y las fantasías suicidas son mis escasos
momentos de extrema felicidad.
Soy la pesadilla de un maníaco, la hiel en el biberón
de un recién nacido, soy un poeta, de esos a los que a nadie parece importarle,
a veces romantizo con la idea de ser uno de gran renombre, pero los infortunios
de la realidad y el entorno desafortunado estrellan mi rostro contra una pared
de concreto, desintegrando mis sueños en miles de micropartículas ingratas y
polvo cósmico. Aun entre las cenizas lo seguía deseando, pero cuando lo pierdes
todo es que logras la verdadera libertad.
Hay personas obsesionadas con mis desgracias, me
escudriñan, anhelan conocer mi historia, pero es desagradable para mí presentar
una auto-biografía ante aquellos que lo han conseguido todo, no alimentaré mis
inseguridades para fortalecer la seguridad de terceros. Cada quien debe obtener
sus logros por cuenta propia.
Desde pequeño he sido alguien extraño, quizá porque
las cosas más atractivas para mí se contraponen a los estándares establecidos,
no permito que ninguna moralidad social y religiosa dicte mi camino. La
anarquía, el egoísmo y la indiferencia podrían describir perfectamente mi personalidad,
todo lo que deseo puedo adquirirlo a través de cualquier medio, y si lo hago
sin planificar es mas excitante. Donde sea que tu alma se gratifique y sientas
plenitud, que ese sea tu hogar.
Nací para ser libre, para no pertenecerle a nadie,
pero a su vez correspondiéndole a este mundo, a todo lo que me pueda ofrecer,
como uno más de sus ciudadanos. Lo deseo absolutamente todo, pero relativamente
no tengo nada, viajo a través de mis sueños maldiciendo cada cosa que me huela
a tiranía, incluso siempre llego mas allá de la locura, trato de experimentar
con lo que me de la gana, aforrándome a la libertad de tal manera que pareciera
un despropósito o que me identifiquen como alguien trastornado.
Cada día es uno menos, a veces obtengo lo que quiero,
en muchas otras debo permanecer expectante ante la supernova de mis ambiciones,
a la final no me importa nada, no tengo
de que preocuparme, excepto de construir un mejor yo a mi manera. No
desperdicio mi vida en idealismos ni utopías, solo me importa aquello que
quiero ser, jamás me inhibo en probar lo que sea, mi lema siempre ha sido
“regocíjate y se salvaje”, y cuando sienta odio por mi mismo, solo recuerdo que
también existen ángeles que porfían del justo suicidio.
Lo he visto todo, lo que mas anhelo es lo que abandoné
en el olvido, he terminado con lo que mas amo, he visto morir a lo mas
detestable y gran parte de mí se fue con cada uno de ellos. En la abundancia
anhelaba mucho mas, ahora durante la ruina acabaré con todo. Antes que la
noche mas oscura de la lujuria termine conmigo quiero regresar a lo que éramos
antes, volver a ser aquellos desinhibidos poseídos por el salvajismo, atestados con los días
más desquiciados, descuartizando cada sentimiento de la misma manera que ellos lo hicieron con nosotros desde niños.
Arderé por dentro, canalizaré mis demonios en la
introspección del yoga maldito, seré un grandioso espectáculo para los
sacerdotes de la nueva era. Las cosas que jamás tuve en la abundancia son la
nostalgia de mis miserias, aquello que nunca que me ha satisfecho es el ultraje
honrado que ha llenado mis vacíos, recorreré los caminos mas absurdos y
temidos. Me iré a vivir con los ángeles que merecen morir, quizá en ese lugar
mi alma eléctrica consiga el refugio que la vida le ha negado. Deberías venir,
acompáñame.
¿Cuáles son tus caprichos? ¿Has experimentado con
todos tus apetitos? ¿Te sientes a gusto con la versión más lúgubre de ti? ¿Te
has forjado una vida a tu imagen y semejanza? ¿Te complace todo lo que te pueda
hacer sentir bien contigo mismo? Yo trato de palparlo en lo cotidiano, para los
adictos a la moralina es algo intolerable, para los que como yo no tienen mas
que la psique del suplicio, queda conformarse con elegir entre los umbrales de
la bóveda celeste, el inframundo, y el resplandor que los divide, ¿me seguirás
amando cuando decida irme con alguno de ellos?
Tal vez tengan razón en algo,
estoy realmente mal de la cabeza, jodido, sin futuro y muerto, eso es lo que
dicta mi destino, pero soy libre.
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