El orgullo y la auto-exaltación, son dos de los mas graves pecados. ¿Por que? Pues porque, estos últimos, son la raíz de todos los otros pecados. ¡Peor aún!; El hombre orgulloso comienza exaltándose a sí mismo (haciendo un Dios de su propia persona). Luego, Dios le abate (a fin de mostrarle el error de su extravío), y finalmente le llama al arrepentimiento. Pero el orgullo hace que este hombre rehúse humillarse a sí mismo. Entonces, Dios no tiene otro remedio que entregarle al quebranto de su enemigo, esperando que, en el último minuto, se vuelva de su mal camino.
El anterior, fue el proceder de Satanás; el proceder de Eva; el proceder de los constructores de la torre de Babel; el de los Sodomitas; el de Faraón, y el de Nabucodonosor. Todos estos se exaltaron a sí mismos, y luego rehusaron humillarse en arrepentimiento ante el Creador.
Pero, el mensaje que hemos recibido los que servimos a Dios, es distinto:
«Porque cualquiera que se ensalza (a sí mismo), será humillado; y el que se humilla (a sí mismo), será ensalzado» (Lucas 14:11).
Si queremos disfrutar de paz y bendición en nuestras vidas, tenemos que seguir el ejemplo de quien nos exhorta diciendo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29).
Por eso encontrará usted que, la persona orgullosa, a menudo sufre de serios y frecuentes problemas mentales y/o emocionales; como dice la Escritura que sucedió con el Rey Saúl; quien, a pesar de ser el ungido de Dios, dejó que el orgullo llenara su corazón, y procedió a exaltarse a sí mismo, en vez de exaltar a aquel Dios que le había escogido como Rey. Como dice la Escritura, «Saúl respondió: “He pecado, pero TE RUEGO QUE ME HONRES AHORA DELANTE DE LOS ANCIANOS DE MI PUEBLO Y DELANTE DE ISRAEL…”» (1ra Samuel 15:30).
A fin de persuadirle del error de su extravío, Dios tuvo que permitir que Saúl fuese atormentado por un mal espíritu (un quebranto mental y/o emocional). Como nos dice la escritura: “El Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte del Señor le atormentaba” (1ra Samuel 16:14).
Aún así, Saúl rehusó humillarse, y Dios no tuvo otra remedio que castigar su soberbia, entregándole en manos de su enemigo, sufriendo de ese modo un trágico final, pues no solamente perdió a sus hijos y a sus hombres, sino que terminó suicidándose. La Palabra describe esta triste escena diciendo así: “…entonces tomo Saúl su propia espada, y se echó sobre ella” (1ra Samuel 31:4). Y mas adelante añade lo siguiente: “Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones” (1ra Samuel 31:6).
Pero, por la gracia de Dios, Saúl fue salvo, pues en los últimos segundos de su vida procedió a humillarse, y a arrepentirse. Fue debido a esto que, el día anterior, Samuel le había profetizado a Saúl las siguientes palabras: “…y mañana estaréis conmigo (en el paraíso) tú, y tus hijos” (1ra Samuel 28:19).
Es que, cuando al igual que el rey Saúl el hombre ha sido ungido por Dios para ser príncipe en medio de su pueblo, ese hombre tiene que diariamente tirarse de rodillas, y clamar ante Dios, diciéndose a si mismo: ¡QUE SIERVO UNÚTIL SOY! (Lucas 17:19). ¿Por que? Pues porque Satanás se encargará de visitar a tal hombre, para susurrarle dulcemente al oído las siguientes palabras: “¡Varón De Dios! ¡Pero que siervo tan ungido eres! ¿Quien como tu?, ¿Quien puede luchar contra ti?” (Apocalipsis 13:4).
En mi carácter personal, he realizado una investigación minuciosa acerca de la vida y la predica del hermano Branham, así como de la iglesia que sigue sus enseñanzas. Y he encontrado, para mi agradable sorpresa, que la inmensa mayoría de los seguidores de este mensaje son gente noble y sencilla, gente de profunda fe, y absolutamente comprometidas con obedecer lo que se les ha mostrado ser la revelación de Dios para este tiempo. A menudo, estos hermanos están dispuestos a, literalmente “ir la milla extra”, cuando de servir a Dios se trata, pues no es raro que estén dispuestos a viajar largas distancias, a fin de asistir a sus servicios de adoración. De hecho, hay en sus servicios religiosos (y particularmente en su adoración) una humildad y una sinceridad que es difícil de hallar en otras denominaciones cristianas.
En resumen, la bendición de Dios definitivamente descansa sobre estos hermanos. Y esto es cónsono con Las Escrituras, que prometen que Dios será hallado de los que le buscan: “Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. Mas si desde allí buscares al Señor tu Dios, lo hallarás, si lo buscares con todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 4:28-29).
Con todo, la doctrina a la que están expuestos estos amados hermanos, esta plagada de serias y graves desviaciones Escriturales, que es necesario reseñar, a fin de enderezar lo torcido, sanar lo cojo, y volver al Camino aquello que, ya sea por descuido, ya sea por ignorancia [o aún simplemente por negligencia], se ha descarriado del camino recto.
Primero que nada, y en mi carácter personal, pienso que el hermano Branham fue en realidad un hombre escogido por Dios para ser príncipe de Su Pueblo; un hombre sencillo, que tenía dones extraordinarios, y que sirvió al Creador del mejor modo que tanto su entendimiento como sus circunstancias le permitieron. Dicho lo anterior, tengo que también decir que, cuando lo analizamos de forma objetiva, sería un error mayúsculo el poner al hermano Branham al nivel de un ángel o de los grandes profetas de la antigüedad. No porque el hermano Branham no hiciera obras tan extra-ordinarias como las de ellos, sino por que (como pretendo mostrar a continuación), al igual que sucedió con el Rey Saúl, el hermano Branham tuvo que batallar toda su vida (de forma no siempre victoriosa) con el mismo espíritu de auto-exaltación y orgullo con que luchó el Rey Saúl.
Quizás el hermano Branham nunca estuvo consciente de ello, pero Dios le advirtió de antemano cual sería su lucha. ¿Como lo hizo? Pues por medio del mensaje oculto en su propio apellido. Verá, la Palabra de Dios fue inicialmente escrita en Hebreo. En este idioma, la frase «B’ramah am» significa “con altura (exaltándose a si mismo) se hace pueblo” o, “entre el pueblo elevado (orgulloso)”;
B’ramah-am —> B’ramaham—>Bramaham—>Bramham—>Branham
Veamos a continuación los elementos de la vida y del ministerio del hermano Branham que debieran ser objeto de ponderación y/o mejora:
1) El hermano Branham permitió entre sus seguidores el uso rampante de imágenes. Estas imágenes fueron la imagen del hermano Branham (con un halo sobre su cabeza), la imagen del Señor Jesús, y la imagen de una misteriosa nube. Este uso de imágenes, es una flagrante violación del mandamiento Divino que dice: “No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esta arriba en el cielo (Nubes), ni abajo en la tierra (hombres), ni en las aguas debajo de la tierra” (Éxodo 20:2). El hermano Branham no tuvo la sabiduría de entender que, una vez permitiese que sus seguidores mantuvieran imágenes de su persona, tanto en sus casas como en sus templos, seria imposible que esa pleitesía no terminase degenerando en una deificación de la figura del hermano Branham, como mas tarde sucedió, cuando varios de sus seguidores comenzaron a reclamar que, el hermano Branham, había sido la encarnación física del Dios que se manifiesto en Jesús de Nazaret. El pecado es doble, pues cuando en alguna casa de adoración se muestran conjuntamente la imagen del Señor, junto a la del hermano Branham, se esta provocando a ira al Dios que dijo: “Yo el Señor, éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria…” (Isaías 42:8).
2) Aunque inicialmente rehusó seguir las revelaciones que a menudo recibía, finalmente el hermano Branham (descanse en la paz del Señor) prestó oído a las palabras de una astróloga, que le dijo que su ministerio era inevitable; que tenía que suceder, pues estaba destinado por las Estrellas. Esta astróloga, le enseñó al hermano Branham que, cada cierta cantidad de siglos, un grupo de estrellas se alineaban y, como resultado de ello, un “regalo de Dios” era enviado a este mundo. Ella le dijo que ese “regalo de Dios” para esta época, no era otro sino el mismo hermano Branham. Aunque el profeta alega no haber aceptado la «profecía» de esta astróloga, años mas tarde la incluyó en su testimonio personal, a manera de corroborar la validez de su ministerio.
En otras palabras, el hermano Branham equiparó el reconocimiento que de su ministerio dio esta astróloga, con el de la joven que, estando poseída por un espíritu de adivinación, reconoció el ministerio de Pablo, así como el de sus compañeros de predica. En esto, el hermano Branham cometió dos graves errores. El primero, es que el mensaje de La Escritura es que nuestro futuro no esta escrito en las estrellas, ni en ninguna algún otro lugar. Es nuestra obediencia (o desobediencia) a Dios, lo que enseñan la Escritura ser aquello que determinara si nuestras vidas recibirán maldición, o recibirán en cambio bendición. Deuteronomio 28:1-2 dice lo siguiente:
“Y sucederá que, SI OBEDECES diligentemente AL SEÑOR TU DIOS, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, EL SEÑOR TU DIOS TE PONDRÁ EN ALTO sobre todas las naciones de la tierra. Y TODAS ESTAS BENDICIONES VENDRÁN SOBRE TI y te alcanzarán, si obedeces al Señor tu Dios…”Por el contrario, Deuteronomio 20:15 advierte acerca de las consecuencias de desobedecer al Creador: “Y será, SI NO OYERES LA VOZ DEL SEÑOR TU DIOS, PARA CUIDAR DE PONER POR OBRA TODOS SUS MANDAMIENTOS Y SUS ESTATUTOS, que yo te intimo hoy, que VENDRÁN SOBRE TI TODAS ESTAS MALDICIONES, y te alcanzarán”.
El segundo y gran error en cuanto al asunto de la astróloga, fue el igualar a esta última con la joven que en el libro de Hechos “valido” el ministerio del apóstol Pablo. No solo fue inapropiado por parte del profeta Branham el compararse a sí mismo con el apóstol Pablo, sino que muestra un poco de arrogancia. De todos modos, no cabe comparación alguna, pues Pablo no solo había comenzado su ministerio mucho antes de este evento, sino que, a diferencia del profeta Branham, no tuvo necesidad alguna de que esta joven, ni nadie fuera del mismo Señor, validase el origen divino de su ministerio. De hecho, no es Pablo quien escribe el relato de los Hechos (¡lo escribió Lucas!). En adición, se nos dice que a Pablo le molestó la aptitud de la joven, y procedió a echar fuera al espíritu que en ella moraba, de modo que callase para siempre (Hechos 16:16-18). ¿Hizo lo mismo el hermano Branham?
Igual sucedió con Jesús, quien mando a callar y a salir fuera a aquellos demonios que clamaban diciendo: “Tu eres el Hijo de Dios” (Lucas 4:41). Alguien podría preguntarse -pero, ¿que de malo hay en que los demonios den testimonio del ministerio de un enviado de Dios? La respuesta es a esta pregunta es muy sencilla: los demonios nunca dan a Dios la gloria que solamente a Él pertenece; Y, cuando aparentan hacerlo, lo que en realidad hacen es incitarnos al pecado. ¿Cual pecado? Pues el mas grave de todos- el pecado del orgullo y la auto-exaltación. Es que el demonio siempre susurra al oído del hombre de Dios, diciendo: “¡Muchacho!, ¡pero que forma tan maravillosa es esa en la que te usa el Creador! ¡Eres lo ultimo! ¡No hay otro siervo mas grande ni mas ungido que tu!”.
Y los hechos corroboran lo anterior, cuando nos muestran que, el nombre que dio el hermano Branham al templo que personalmente dirigía fue: “Branham’s Tabernacle”, lo que en Castellano significa “El Templo de Branham” (Note que no se llamaba “El Templo De Dios”, sino ¡De Branham!). De hecho, predicando allí desde el altar, en ocasión de su futura mudanza al oeste, el hermano Branham habló a “su iglesia”; y el término que literalmente utilizó fue “mi iglesia” (en vez de “la iglesia del Señor”). En esa ocasión, y mientras se dirigía a la congregación, el profeta dijo que una de sus seguidoras (la hermana «Steffy») había tenido un sueño donde vio a un venerable anciano con una barba blanca (denotando con ello sabiduría), y vestido de ropas blancas (denotando santidad). Cuando la hermana miró, se le mostró que este anciano era EL INMORTAL PROFETA ELÍAS, que estaba parado sobre el tope de una montaña, y mirando hacia el este. En el sueño, cuando la hermana Steffy se acerca al profeta Elías, descubre para su sorpresa que el anciano Elías no era otro sino el hermano Branham. Note usted la irresistible seducción de grandeza y auto-exaltación a la que estaba sujeto el hermano Branham- por medio del sueño de esta inocente hermana, Satanás clama diciéndole a Branham: “Eres sabio”; “eres santo”; “eres inmortal”; “¡eres Elías!” (es decir, lo mas cercano a aquel que es la encarnación de Dios); “¡estas parado sobre una cima alta y gloriosa (eres lo máximo, lo mas grande)!”.
Cuando recibimos con beneplácito estas palabras (cuya verdadera intención no es otra sino inflamar nuestro vano y pecaminoso ego), nos estamos haciendo cómplices de Satanás, pues comenzamos a competir con Dios, apropiándonos de la gloria que, en justicia, solo corresponde a nuestro Creador.
Desafortunadamente, quien visite alguna de las iglesias que siguen al hermano Branham, podrá corroborar la veracidad de lo anteriormente expuesto, pues encontrará que, entre sus seguidores, el desarrollo histórico de la figura del hermano Branham ha sido el siguiente: primero, se le aceptó como un gran evangelista; luego, como un gran profeta; luego, como la encarnación de Elías; luego, como la manifestación carnal de la Palabra Divina; y, finalmente, muchos lo ven hoy en día como la encarnación física del mismo Creador, tal y como fue el caso con Jesús de Nazaret. Dentro de estas iglesias, la exaltación del hombre [para suplantar a su Creador] ha llegado al punto donde es común que el pastor predique con la Biblia en un lado del púlpito, y los escritos de Branham en el lado opuesto, citándolos a ambos como la infalible palabra del mismo y único Dios.
De hecho, no nos sorprendería que, en un futuro cercano, los escritos del hermano Branham sean reverenciados aún por encima de las mismas Escrituras, de suerte que la Biblia se comience a interpretada a la luz de las palabras del hermano Branham, en vez de las palabras del hermano Branham ser interpretadas a la luz de la Escritura.
3) Hay un sin numero de errores adicionales que podríamos atribuir a las enseñanzas del hermano Branham (descanse en la paz del Señor) pero quizás el error que mas abomina a Dios es el uso de imágenes; en particular la imagen (cuadro) que pinta los rasgos físicos de Dios (Jesús). ¿En que modo ofende esto al Creador? En que, cuando hacemos cualquier imagen física del Creador, estamos indirectamente negándole. Es que, hacer una imagen de Dios, es limitar al Dios omnipotente, que trasciende el tiempo, el espacio, y la materia; es limitarle a ser hombre, pero no mujer; anciano, pero no joven; anglosajón, pero no asiático; blanco, pero no negro; grande, pero no pequeño; aquí, pero no allá. Pero la realidad es que el Dios de la Biblia no esta limitado; El aparece en las Escrituras manifestándose como un anciano de Días, pero también aparece como un valiente y joven guerrero; aparece como una columna (palabra femenina) de fuego, pero también aparece como el agua que brota de la peña; como una zarza que arde en fuego, pero también como una oscuridad de nube (cargadas de agua); es prefigurado como un águila, pero también como una paloma (¡un animal femenino!).
La realidad es que, en su mas intima naturaleza, Dios no solamente es invisible; es decir, poseedor de una forma que no podemos ver, ¡sino que Dios no tiene forma física! Es solo nuestra humana y limitada imaginación, la que nos lleva a pensar en Dios como siendo un ser invisible, pero con partes corporales.
Otro problema con el uso de las imágenes en la iglesia es que, cuando se pinta a Creador y a su profeta como gente blanca, se esta dando la equivocada impresión de que Dios es blanco; de que la gente blanca tienen mas presencia de Dios en sus vidas, o están mas cerca de Dios, que lo que esta la gente negra, o la gente de color cobrizo. La realidad es que, si Dios tuviese en realidad preferencia por algún color de piel, seria por la piel roja. La razón es que, si estudiamos el original Hebreo en el que se escribieron las Escrituras, encontraremos que, el nombre que se le da al primer hombre (Adam), también significa «Rojo».
Una cosa si es segura; que, ya que Adam fue creado de la tierra, su piel (el órgano mas grande de su cuerpo) no pudo haber sido blanca, pues la tierra blanca simplemente no existe. Sin embargo, la tierra roja sí existe (le llamamos «barro»). De hecho, hay una interpretación bíblica que dice que, la marca dada por Dios a Caín [como castigo por haber derramado la sangre de su hermano Abel], fue cambiarle el color de su piel- su natural color rojo, fue cambiado a un color blanco. ¿Por que se ve esto como un castigo? Pues porque, el color blanco, es el color de la lepra, que a su vez es tanto símbolo del pecado, como de la muerte que este pecado acarrea. Note como, cuando deja usted de ver [durante mucho tiempo] a algun amigo saludable, si durante el trascurso de este tiempo su amigo ha adquirido algun cancer, cuando vuelve usted a verle halla que la piel de su amigo se ha tornado blanca como un papel; y esto es señal de que “la vida” de su amigo (su sangre) se esta acabando.
4) El mensaje del hermano Branham, es uno que insiste en decirle a sus seguidores que, cuando de conocer la verdad y hallar la voluntad de Dios se trata, el raciocinio no sirve para nada. Se les enseña que la verdad de Dios solo puede conocerse por medio de “revelación divina”. El grave efecto que tiene esto sobre sus seguidores, es que traducen esta enseñanza en una aptitud de pasiva, sumisa e incuestionable aceptación de todo lo que se les enseña. El razonamiento es que, si la verdad de Dios se obtiene solo por medio de revelación divina, ¿quien mejor capacitado para recibirla que la persona mas espiritual de la congregación (el líder, o el pastor)? Así, es extremadamente raro ver que algún miembro de la congregación cuestione jamas nada de lo que se le enseña, tanto en la clase dominical, como en la prédica congregacional. ¡Aun peor!- la gente deja de pensar por si misma
Por ejemplo, si al concluir un servicio, usted se acerca a cualquier miembro de edad madura (40 años o mas) y le hace alguna pregunta que requiera cualquier cosa mas allá de un conocimiento superficial de las Escrituras, encontrará que tal persona no se sentirá suficientemente segura como para manejar la pregunta, e inmediatamente la referirá al pastor, de modo que sea este último quien provea la contestación. Este “seguir sin cuestionamiento” es un tipo de “suicidio intelectual” que, como recuerdan los eventos del “People’s Temple” en Guyana, del “Heaven’s Gate” en California, y del “Branch Davidian Compound” de Wacco Texas, puede dar lugar a situaciones sumamente peligrosas. De hecho, el profeta Branham dijo en una ocasión: “….Es la inteligente e intelectual sabiduría; y la sabiduría es precisamente la cosa que te aleja de Dios”.
Pero en esto el hermano cometió un grave error, pues Oseas dice así: “Mi Pueblo es destruido por falta de conocimiento” (Oseas 4:20). No solo esto, sino que el libro de los Proverbios fue escrito precisamente con la intención de inspirarnos a adquirir sabiduría e inteligencia, pues estas son el único y verdadero “árbol de vida”. El texto en Proverbios, dice de la siguiente manera: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia: Porque su mercadería es mejor que la mercadería de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. ELLA ES ÁRBOL DE VIDA a los que de ella echan mano; y bienaventurados (felices) son los que la mantienen”-(Proverbios 3:13-18).
5) El hermano Branham enseño a sus seguidores que, la palabra de Dios, fue escrita primeramente en los signos del Zodiaco (las estrellas). Esto fue un grave error, pues contradice la Palabra de Dios, que dice: “No esta en el cielo, para que digas: ¿Quien subirá por nosotros al cielo, y nos la traerá y nos la hará oír para que la cumplamos?”-(Deuteronomio 30:12).
Lo que significa el anterior verso es que, si bien es cierto que las estrellas (al igual que el resto de la creación), pueden servir para comunicarnos grandes y sublimes verdades acerca de nuestro Dios, La Palabra Divina no se encuentra entre ellas, ni tampoco entre aquellos que las estudian (los astrólogos). ¿Por que? Pues por que si así fuera, Dios habría sido injusto con quienes nacieron ciegos, y por ende nunca pudieron ver el mensaje que atesoran las estrellas. Pero entonces ¿donde esta la Palabra de Dios? Pues esta en la boca y el corazón de quienes obedecen sus mandamientos, dándole toda la gloria y toda la honra al único que es digno de ella- al Creador del universo. Como dice la Escritura: “Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón…” (Deuteronomio 30:14).
6) En una ocasión, hablando acerca de la naturaleza de Dios, el hermano Branham llegó a negar (involuntariamente) a Dios. Sus palabras textuales, fueron las siguientes: “¿Que es Dios? Dios es el gran Eterno. En el principio, mucho antes de que hubiera un principio, EL NI SIQUIERA ERA DIOS. ¿Sabían ustedes esto? Un dios, es un objeto de adoración; y, en aquel entonces, no había nada (ni nadie) que le adorara; El vivía solo. Y en El, había atributos. ¿Que es un atributo? Es un pensamiento”.
La anterior cita del hermano Branham, muestra que el profeta tenía una viva imaginación. Para él, Dios no fue Dios sino hasta después que creó al mundo, y con ello a los seres humanos que luego habrían de adorarle. El hermano propone una interesante tesis: que, inicialmente, el Creador consistía de atributos, o ideas. Es decir, que las ideas tienen una vida propia, que no depende ni de la creación, ni de los seres humanos. Cabe señalar que seguramente el hermano tomó esta idea de la literatura Cabalista (el credo místico Judío), que desde tiempo inmemorial ha postulado que la primera manifestación del Creador fueron 10 atributos (o, “Sefirot”). De estos atributos, el primero es llamado “Chokmah” (Sabiduría), y el segundo es llamado “Binah” (entendimiento). Estos dos atributos son el fundamento de las ideas. Independientemente de si lo que postula la Cábala Judía es cierto o no, la aseveración del hermano Branham no esta en armonía con las Escrituras, que enseñan que el Creador siempre ha sido Dios. Como esta escrito: “Antes que los montes fueran engendrados, y nacieran la tierra y el mundo, DESDE LA ETERNIDAD Y HASTA LA ETERNIDAD, TÚ ERES DIOS” (Salmo 90:2).
7) El hermano Branham enseñó que hay seres humanos que literalmente son hijos (o “descendientes”) de la serpiente mencionada en el libro de Génesis. Esta es una antigua idea Judía, que aparecía ya en el Talmud Babilónico. Esto último es un tipo de “Enciclopedia Judía”, que fue editada por ultima ocasión en el año 499 de la era Cristiana. Y este Talmud dice [en Avodah Zarah 22a] lo siguiente: “Cuando la serpiente vino a Eva, infundió en ella una sucia lujuria”. Otra cita del Talmud de Jerusalén (Kiddushim, final del capitulo 4, y Masekhet Sofrim, al final del capitulo 15), cita al rabino Shimon Bar Yohai (quien vivió en el segundo siglo de la era cristiana) diciendo lo siguiente: “En tiempo de guerra, al mas justo de los gentiles- ¡matalo!, a la mejor de las serpientes- ¡aplastale la cabeza!”. No cabe la menor duda de que el hermano Branham interpretó la anterior tradición judía como enseñando que la razón por la cual Dios ordeno a los Israelitas destruir a las naciones de Canaán, fue el que estos últimos eran el producto de la impregnación de Eva por parte de aquella serpiente antigua.
Pero, aparte de ser una enseñanza originada fuera del Cristianismo, ¿que maldad puede hber en esta enseñanza? La respuesta es que la anterior enseñanza presenta una imagen de Dios que difiera de la imagen que presentan las Escrituras, pues sugiere (entre lineas) que Dios esta predispuesto a favorecer a aquellos que son “sus hijos naturales”; y a rechazar a aquellos que son (literalmente), “hijos del Diablo” (o de la serpiente). Pero la realidad es que, ya sea que haya una simiente, o dos, o aún cincuenta simientes, es absolutamente irrelevante; pues, si hay algo que la Escritura enseña con claridad meridiana, es que DIOS NO HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS- ante Él, no hace diferencia si somos blancos o negros; Griegos o Judíos; libres o esclavos; hijos de Fulano, o hijos de Mengano. A Él solo le interesa que le temamos, y que hagamos justicia (Miqueas 6:8). El apóstol Pedro dió testimonio de esto mismo, cuando en Hechos 10:34-35 dice lo siguiente: «Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”».
8) El evangelista Gordon Lindsay [quien, de paso, fue un gran admirador del hermano Branham], escribe en la autobiografía de este último que, poco antes de morir (1965), el hermano Branham confeso que “había sido un neurótico toda su vida”. Hasta apenas un par de meses antes de su muerte, el hermano Branham (que descanse en la paz del Señor) sufrió de constantes y periódicas crisis nerviosas y emocionales. No es que seamos quienes para juzgar la condición espiritual del hermano Branham, pero si la Escritura dice “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos (Isaías 57:21)”, entonces tenemos que reconocer que, al igual que sucedió con el rey Saúl, quizás había cosas en la vida del profeta que no agradaban del todo al Creador.
9) El hermano Branham no solamente fue boxeador (un deporte violento), sino que, en al menos dos ocasiones, y luego de ya ser pastor, intentó cometer suicidio; es decir, volarse la tapa de los sesos con su propio revolver. Note que el Rey Saúl también intento (exitosamente) suicidarse. ¿Pero lo hizo por que era “el ungido de Dios”, o lo hizo porque, aunque era “el ungido de Dios”, ya no tenia en su vida al Dios que le había ungido? ¿Como no considerar seriamente estos incidentes, cuando la Escritura dice, “… y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en el” (1ra Juan 3:15)?
10) El hermano Branham practicaba el deporte de la caza mayor. Esto de por sí mismo no necesariamente es pecado, pero no es una conducta propia de quien esta llamado a ser un maestro de las Escrituras [para sus seguidores]. Es que denota el desconocimiento del hecho de que, los únicos dos cazadores mencionados en las Escrituras (Nimrod y Esaú) fueron personas violentas y/o de poca visión espiritual. De hecho, no existe en la Biblia tal cosa como “un profeta cazador”. En este aspecto, el verso que hace referencia a Nimrod (Génesis 10:8-9) dice así: “Y Cus engendro a Nimrod, quien llego a ser el primer poderoso (¿tirano?) en la tierra. Este fue vigoroso cazador….”. Por otro lado, una tradición Judía adscribe a Nimrod el haber sido el líder de aquellos que se revelaron contra Dios, diciendo “…Vamos, edifiquémonos una ciudad…. y hagámonos un nombre…” (Génesis 11:4).
En cuanto a Esaú, el verso pertinente dice así: “Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo…” (Gen 25:27). Esaú fue un hombre sin visión, y violento; que vendió su primogenitura por un plato de lentejas, y que planeó matar a Jacob, su único hermano.
11) La Escritura dice: “Instruye al niño en su carrera: Aún cuando fuere viejo no se apartará de ella” (Proverbios 22:6). Desafortunadamente, el hermano Branham no tuvo el privilegio de ser instruido en las Escrituras durante su niñez. De hecho, no vino a tener una experiencia de conversión sino hasta la edad de aproximadamente 22 años. A pesar de esto, ya a los 6 meses de su conversión, estaba siendo ordenado como ministro, y a los 18 meses ya dividía la iglesia en la cual perseveraba, para comenzar su propia congregación. Tan pronto comienza su propio grupo, el hermano Branham comienza a tener visiones que le exaltan como el Elías de este tiempo, el gran precursor del Mesías. Quizás la pobre formación que tuvo durante su niñez, o quizás su [para aquel entonces] escaso conocimiento de las Escrituras, impidieron al hermano Branham ver nada malo con todo esto. Pero, en la Biblia, Pablo advierte a la Iglesia de Éfeso contra esta situación, cuando [hablando a los creyentes acerca de las cosas que descalifican a quien anhela ejercer autoridad sobre la iglesia] menciona lo siguiente: “no un neófito (un recién convertido), no sea que, envaneciéndose, caiga en la condenación del Diablo (usurpar la pleitesía que solo corresponde al Creador)”- 1ra Timoteo 3:6.
12) El énfasis que se le da a las revelaciones recibidas por el hermano Branham, a menudo es desacertado; Es decir, las revelaciones no necesariamente eran claras y confiables, pues a menudo enfatizaban detalles secundarios, en vez de lo que era realmente importante. Por ejemplo, el hermano Branham tuvo una revelación donde se le mostró que, el agua de una inundación, llegaría a 22 pies de altura en Jeffersonville (Indiana). Pero esta profecía omitió la parte mas importante del evento- el que el hermano Branham y su familia debían alejarse de Jeffersonville; pues, tanto su esposa como su hija menor, morirían a consecuencia de estar allí cuando ocurriese la inundación. Otro caso similar fue el hecho de que, dos meses antes de morir, se le revelo al hermano Branham que “su enemigo, estaba muerto”, refiriéndose a que jamas volvería a padecer de su frecuente y periódica condición nerviosa y estomacal. Esta última profecía, resulto ser fútil; pues, independientemente de si el hermano Branham fue o no sanado, no tendría mucho tiempo para disfrutar de tal sanidad, ya que solo viviría un par de meses adicionales.
Otro ejemplo, es el hecho de que el hermano Branham aseguraba que un ángel estaba siempre con él, y no solo hacia las sanidades, sino que le revelaba al hermano Branham lo que estaba en los corazones de todos los hombres. Pero la realidad es que este ángel falló en revelar al hermano Branham lo que había en el corazón de la pareja de borrachos pecadores que habrían de impactar mortalmente el automóvil que conducía el hermano Branham. ¿Que sucedió en esta ocasión? ¿Acaso la bendición de una revelación divina, que termina convirtiéndose en tragedia? Pero, ¿Acaso no dice la Escritura que, “La bendición de Dios es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10:22)? De paso, tampoco pudo ese ángel sanar al hermano Branham de las heridas recibidas en ese fatídico accidente. Por demás esta decir que, la muerte de quien muchos entendían ser el profeta Elías, sembró el desasosiego y la incertidumbre en los corazones de miles de sus seguidores, que creían ciegamente en el poder sanador del profeta Branham. Aquí habría que ponderar hasta que punto los seguidores de Branham fueron culpables de echar a sus espaldas el consejo Divino que nos increpa diciendo: “Así ha dicho el Señor- Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo…” (Jeremías 17:5).
13) En una revelación que recibió cerca de Tucson, y antes de visitar a su doctor (el Dr. Ravensworth), Branham dice que, estando en el campo, sintió la presencia de Dios. Estas son las palabras del profeta: «Sentí la presencia del Señor. Me quité mi sombrero, y miré alrededor. Pensé, “El esta aquí, EN ALGUNA PARTE. Yo sé que El esta aquí”. Pensé «"¿Que sucede?" Di unos cuantos pasos mas. Dije, “Señor, TU ESTAS AQUÍ, EN ALGUNA PARTE”».
Del anterior testimonio, podemos desprender que, el hermano Branham, tenía dificultad en comprender que el Dios de las Escrituras es Omnipresente; Es decir, DIOS NO ESTA “EN ALGUNA PARTE”; ÉL ESTA (CONTINUAMENTE) “EN TODAS PARTES”; ¡SIEMPRE ESTAMOS DELANTE DE SU PRESENCIA! DE HECHO, AÚN SI QUISIÉRAMOS EVITARLO, NO PODRÍAMOS HUIR DE SU PRESENCIA, como nos dice el salmista: “¿Adónde me iré de tu Espíritu, o adónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, he aquí, allí estás tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí estás tú. Si tomo las alas del alba, y si habito en lo más remoto del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra” (Salmo 139:7-10).
14) A pesar de lo sinceramente ungidas que son las prédicas de quienes difunden el mensaje del hermano Branham, si alguien las escucha con objetividad, y durante algún tiempo razonable, comenzará a percibir un patrón perturbador: el que, si el predicador se atiene al mensaje del hermano Branham, lo que inicialmente fue el propósito de su predica (glorificar a Dios), terminara tomando un lugar secundario, para dar precedencia a un esfuerzo sincero (pero errado) de vindicar la teología y el ministerio del hermano Branham. Es decir, el enseñar la teología del hermano Branham, absorbe de tal modo el mensaje (llenándolo de pormenores teológicos), que el predicador puede hablar durante horas y horas, y aún así no tener tiempo para exhortar a los hermanos siquiera una sola vez a amar al prójimo, a perdonar a sus enemigos, a tener misericordia de los que sufren; a dar de comer al hambriento, a comprometerse con hacer lo que es justo, o a ser humildes. Desafortunadamente, y muy a pesar de la buena intención del predicador, este estilo de prédica comete el grave error de poner el honor del profeta Branham por encima del honor de Aquel que enseñó que, la verdadera teología que encarnan la Ley y los Profetas, no es otra sino el que hagamos el bien, el que amemos al prójimo, y el que le tratemos como nos gustaría que nos tratasen a nosotros mismos. Jesús dijo: “ASÍ QUE, TODAS LAS COSAS QUE QUISIERAIS QUE LOS HOMBRES HICIESEN CON VOSOTROS, ASÍ TAMBIÉN HACED VOSOTROS CON ELLOS; PORQUE ESTA ES LA LEY Y LOS PROFETAS” (Mateo 7:12).
Note cuan profundo es el mensaje del Maestro de Galilea: El Maestro nos enseña que, el propósito de la predica de todos y cada uno de los profetas (Elías incluido), así como el de cada uno de los ritos de la Ley, no es el traer una misteriosa y oculta revelación; ni el que creamos en algún misterio esotérico, o el que creamos alguna compleja teología. La Gran Verdad que trajeron (y deben siempre traer) todos los profetas, es que la voluntad de Dios no es otra sino que nos amemos los unos a los otros; que nos tratemos con amor, con justicia, con misericordia y con humildad. En fin, que entendamos que, en su infinita sabiduría, el Dios de Amor ha decidido que, la religión de sus hijos, sea en sí misma el Amor.
¿Significa lo que hasta aquí hemos expuesto que, los seguidores del hermano Branham, se encuentran perdidos? ¡Absolutamente No! Lo que significa es que, probablemente la pobre instrucción religiosa que durante su época formativa tuvo el hermano Branham, haya sido una puerta utilizada por el enemigo con el fin de desvirtuar su predica, plagándola de graves y serios errores. Estos errores, no son sino el producto natural de poner el énfasis en “EL SIERVO DE Di-s”, y no en “EL DIOS DEL Siervo”. Tengamos presente que, el ser un siervo ungido por Dios, no nos exime del error y el extravío; Noé fue el hombre mas justo de su generación, pero después de haber sido poderosamente usado para preservar la raza humana, se emborracha y se desnuda. Quizás, al igual que el rey Saúl, el hermano Branham cometió serios y graves errores; pero no por eso se le quitó el honroso puesto para el cual fue escogido por el mismo Dios.
Los seguidores del profeta Branham son pueblo de Dios; linaje escogido, al cual el Eterno quiere seguir bendiciendo. Pero primero hay que corregir lo torcido, sanar lo cojo, y volver al Camino lo descarriado, a fin de que estos creyentes tengan libre acceso a la leche espiritual no adulterada, por medio de la cual puedan vivir vidas espiritualmente sanas y victoriosas. Es que Dios no es caprichoso, ni tiene delirios de poder; Si en el libro de Deuteronomio Dios nos exhorta a seguir su Ley (el amor al prójimo), es porque sabe que el vivir por esta norma producirá en nuestros corazones la paz, la nobleza, la justicia, la misericordia, la humildad, y el bienestar que todos anhelamos.
Pero, si despreciamos su Ley, y seguimos exaltando al hombre (o a nosotros mismos), en vez de exaltar a Dios, nuestros corazones quedaran vacíos, y esto solo producirá en nosotros maldición, frustración, ansiedad, turbación, y locura; tal y como sucede en nuestro entorno, con tantos de aquellos que rehúsan dejar que Dios "se siente el el trono de sus corazones". Es que Dios diseñó el universo de forma tal que, si le damos la espalda a la Ley del Creador, nos exponemos a que se cumpla en nosotros la maldición contenida en esa misma Ley: “Te herirá el Señor con locura, con ceguera y con turbación de corazón” (Deuteronomio 28:28).
Y lo anterior no es que Dios sea un Dios sádico; lo que significa es que el producto natural de nuestro “darle la espalda a Dios, para seguir nuestro propio camino”, es la frustración, la ansiedad, la depresión, y la maldición. Cuando nos alcanzan esto males, a nuestros ojos parecen como si hubieran venido de parte de Dios; pero en realidad son el producto de nuestro propio extravío. Esta situación espiritual, es muy similar a lo que sucede con nuestra alimentación: si nos alimentamos solo con comida saludable, nuestros cuerpos se fortalecerán; pero si nos alimentamos con “comida chatarra” (junk food), nuestros cuerpos se convertirán en un desastre.
Fuente: Judeoislanismo
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