Carta Abierta: Hunde tus dedos en mi corazón

Recuerdo el momento que decidí jamás creer en el amor, estaba convencido que iba a perder por completo mi libertad y mi fe, pero realmente las conocí a ellas dos entre notas de guitarras y las melodías de tu voz, así crecieron mis ganas de tenerte cerca, de sentir tu cuerpo, de ahogarme en ti y luego volver a la vida, cada día maldigo al océano y las fronteras que me separan de ti.

Por mas que lo desee no puedo sentir, no puedo reír, no puedo vivir mi vida si no estas junto a mí cumpliendo el sueño anhelado de tenerte entre mis brazos, de sentir tu aroma, tu piel, tus besos, tu suavidad secreta. Mi alma recorre cada rincón del mundo muriendo de ganas de hallar tu cuerpo para vivir en el, para envejecer en el hasta fallecer, aunque el perfume de tu ser y tu esencia me hagan eterno. Cada atardecer de color vainilla y sus crepúsculos rojizos, me hacen recordar de tu ansiado contacto jamás sentido, desearía tanto tenerte a mi lado cada vez que despierto, que seas lo primero que huelo, que seas mi cantar de aves, que las melancolías se me borren cada vez que te siento, cada vez que te oigo desde lejos, amaría que todas las cosas se perfumen con tu alma.

Mi entorno y mi vida no tendrían sentido si no vivieras en tantas partes de ellas, pero estoy alegre de que sea distinto y que llenes este vacío que a veces me aturde. Aprendí que la vida tiene significado cuando se que muero de amor en tus palabras, cada vez que te veo. Agradezco tu compañía, cada una de nuestras charlas interminables con risas y malicias, tus cantos; alimentas mi viejo corazón que late por ti, y de esta manera me atreví por primera vez a gritar todas las cosas hermosas que reprimía bajo mi piel.

Hunde tus dedos en mi corazón y siente en carne viva lo que siento por ti, siente cada uno de los besos que desee darte bajo el cielo interminable, siente mi amor intenso mas intenso contigo, siente cada hora nocturna que te tatúan en mi mente deseando tenerte cerca mientras te extraño. Muero lentamente cuando trato de evitar sentir el remolino de emociones que me creas al verte, muero lentamente al saber que podría tenerte y no se me permita, no quedó mas nada que confesar que eres lo único legitimo en cada una de las letras de esta poesía. Mi alma perdida se encarnó en el amor y la pasión que fluye de tu alma, no podrá ser separada de ella por nadie, y deseará ser enterrado en un sepulcro junto a tu mar. Si llegas a aislarte de mí no soportaría darte un último beso y despedirme para siempre de tu amor que continuamente me ata, y cuando llegase el momento de tu partida de este mundo me aferraría a tu mano preciada, complacido descendería contigo a la noche del sepulcro.

Los recuerdos mas hermosos que le regalaste al dulce tormento de mi amor imposible, aun cuando estaba en el olvido, nunca podrán ser borrados bajo ninguna circunstancia, fingiré cada uno de los momentos de profundos sufrimientos, trataré en lo posible de colorear de felicidad cada nota melancólica que mi corazón componga cuando sea el día de tu trágica despedida. Los pocos momentos amargos que se nos puedan presentar serán borrados por el tiempo y mis sentimientos seguirán intactos, inmutables y siempre tan incondicionales, yo seguiré amándote por siempre, te amaré para toda la vida, lo continuaré haciendo aunque toque hacerlo de lejos sin formalizar nada jamás, y así será cada instante de mi vida hasta mis últimos días, así acabará mi destino, contemplando tu alma perfecta, amándote mas que nunca aun mas allá de la muerte, se ahogará mi alma en este imposible de nunca acabar aunque sea prohibido, y jamás dudará de este amor.