El hostigamiento de una presencia espectral se camufla entre la densa tiniebla, me hace sudar grandes gotas de sangre que caen de bruces hasta la tierra, el estrés físico y emocional extremo mantienen mi agonía tras escuchar durante horas aquellos malditos susurros fuera de control, la hematidrosis consume mi ser. Puedo asegurar sin temor a equivocarme, que aquella cosa no es ningún tipo de "Suprema Providencia" o de "Ente Maligno" de esas que tanto describen las mitologías religiosas, tampoco es un ánima en pena que vaga sin descanso, aunque eso pareciera, es como si se tratase de algún enviado del reino astral con un tormento perpetuo que trata de arrastrarme.
A través de la niebla y como a las 3:33 de la madrugada, el osario de esta extraña criatura fantasmal me seduce para internarme en las profundidades de su estancia, inmerso en un ambiente misterioso, sus huesos comienzan a tamborilear sombre mi pecho una melodía pegadiza. Totalmente hechizado, me fui arrastrando hasta adentrarme en sus instalaciones, las noches de lujuria e incesto espiritual comienzan a resplandecer hasta conseguir la confianza del día durante la noche, después de varios minutos logré llegar hasta la tierra de nadie, lugar donde mis alas fueron cercenadas.
Dentro de estas tierras empeoró mi martirio, jamas te tuve pero me pertenecías, siempre junto a ti, y a la vez tan lejos, era alguien y me he vuelto nadie, me fui perdiendo rápidamente a pesar que jamas me movía, adoro el lugar donde me quieres llevar y al que nunca llegaré. Mis alas fueron calcinadas, me convertí en una estrella que se quema despacio, la supernova que llegará a su fin gracias a la explosión estelar de mis vacilaciones. La primera y única vez que me envolviste con tu exquisita fragancia, fui enviado directamente al paraíso, me encantaría que todo se hubiese mantenido de esta manera, pero yo soy un desastre, la ternura, el amor, la forma en que convivíamos, todo se desvaneció entre los dedos del anima en pena que siempre he sido.
Aquellos caminos que me conectaban contigo, hoy son un montón de arterias infartadas que oprimen mi pecho, no soporto dormir conmigo mismo en ninguna parte, soy un niño perdido que no se tolera, solo quiero quedarme sentado aquí afuera hasta el amanecer, mis nostalgias morirán cuando tus cuervos canten en un solo tono como un orfeón celestial, será justo en ese momento cuando pretenderé volver a empezar. Mientras, seré acompañado por la melancolía... si tan solo pudiese regresar a la época donde transitaba por las viejas veredas y bulevares, con gusto volvería para enredar mi alma nuevamente con tu aroma.
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