En el principio creó Dios los cielos y la tierra, con sus tinieblas sobre la faz del abismo; creó los mares y los océanos con su expansión en medio de las aguas; creó a los animales, a los grandes monstruos y a las plantas, cada uno según su especie; creó la luz del día y la dulce oscuridad de la noche; y vio Dios que era bueno. Mientras que el Espíritu del Altísimo se movía sobre la involución de la tierra, quiso hundir su perfección y creó al ser humano, con sus defectos y sus infinitas complicaciones.
El ser humano creó la avaricia mas resentida; creó la división entre sociedades, razas y pueblos; creó las armas, las guerras y los asesinatos; creó la diversidad sexual junto a su precaria ideología política, tan absurda y sin base científica; creó la hambruna y la miseria mas humillante; creó 6 milenios de injurias, junto a las religiones, la política y sus mentiras; creó a los dioses y el ateísmo; creó la destrucción, el maltrato animal y el calentamiento global; creó mi odio, mi rencor y mi sed de venganza; creó en mí el deseo mas efervescente de un mortal poseído por la decepción, el anhelo de ver morir a los parásitos que destruyen mi entorno, de arrancarles sus almas y recuperar todo lo que me han robado; cobrándome con sangre y mortandad los males que con ellos traen.
Tuve la desgracia de presenciar todas las cosas que iban siendo creadas desde la mas profunda ruina, las atrocidades que fui obligado a ver por la monstruosidad del Verbo de Dios, fueron escritas por mi mano; mi decepción al ser creado a la imagen y semejanza de la estirpe de los réprobos, fue decisivo para seguir los pasos y experimentar el hundiendo de la perfección a través de la presencia humana, crucial para comprender que no esta mal dudar de la cualidad y la excelencia de Dios.
El animal que camina sobre sus piernas, ha manipulado al mundo mediante un amor petulante y egoísta, los engaña a través de promesas fraudulentas y profecías muertas, se inventó una fantástica mentira institucionalizada como religión organizada, solo para beneficiar al injusto y maldecir al pródigo. Nos enseñaron que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, si la humanidad nos trata así, entonces está bien dudar de su perfección; desde esta perspectiva Dios no es tan bueno como nos han contado.
A través del mamífero bimano de clase primitiva, creada por el dudoso "Dios Verdadero", vino un gran número de infortunios, el extraño y ridículo ente sobrenatural se vanagloria de ellos, como si haber sido creados a su semejanza tuviese algún valor. El petulante "Ser Supremo" ha mostrado su esencia totalitaria, motivo suficiente por la que nadie debería reverenciarlo. Estamos obligados a dudar de quien nos demande adoración, mientras nos castiga por nuestra naturaleza.
Aquellos que se dispongan a insubordinarse, y decidan por retractarse del estercolero inmundo de la inmoralidad teísta, sufrirá el engreimiento pestilente del "Verbo de Dios", dispondrá de medidas crueles para atormentarlos, los perseguirá eternamente con sus legiones a fin de tenerlos de vuelta, es preferible comer carne leprosa y beber la sangre de mil cadáveres, que ser esclavo de “un reino de luz” cubierto por tinieblas. Indudablemente, Él vendrá contra aquellos que se sublevaron contra su ley vegetal, enviará a sus ángeles mas recalcitrantes para bloquear el sendero del amor, hará sus cargas mas pesadas hasta hacerlos dudar y clamen por morir.
Tengo dos largos senderos frente a mí, debo escoger entre la diestra o la siniestra, hay mucha relación entre ellas, pero sus conceptos son muy distintos, tengo la convicción de elegir el camino que me aleje de este reino incestuoso, tras decidir no habrá tiempo de cambiar, y eso me conforta. Un día nuevo renacerá para los que elegimos el “camino equivocado”, no existe un motivo verdadero para alarmarse, la esquizofrenia no tiene relación con las voces internas de nuestra conciencia, el nuevo amanecer es solo para aquellos que se detienen a escuchar los ruegos de su alma sin atormentarse, hasta consumar íntegramente el eco de sus peticiones.
Un Dios Ateo dentro de mí me enseña en que creer, sus espesas tinieblas gobiernan mis pensamientos, por quebradas oscuras de mortandad me lleva a caminar junto a él, me hace temer al único gran mal conocido como vida. Herido y abatido por los tormentos del "reino de la luz", doy realidad a las esperanzas y sueños de las voces que me persiguen con depredación, y justo al final en el ocaso, cuando el reloj marque dos minutos para la media noche, sus animas levantaran sus voces y extinguirán la vida del Verbo de Dios durante una enfermiza somnolencia prolongada. ¡OH SI! Las animas depredadoras me dieron las alas de Luzbel.
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