El Gasero loco de Mattoon fue una serie de supuestos ataques con gas contra los residentes de Mattoon, Illinois. Los incidentes comenzaron el 31 de agosto de 1944 y duraron dos semanas. En total, fueron atacadas hasta 34 personas. Sigue siendo un misterio este caso.
En la última noche de agosto de 1944, Urban Raef se despertó con un olor extraño en su habitación que pronto se volvió tan abrumador que se enfermó físicamente. Despertó a su esposa, quien se preguntó si podría haber un problema con la luz piloto en la cocina. Decidió levantarse y comprobar, pero descubrió que no podía mover las piernas.
Afortunadamente, estos síntomas desaparecieron en poco tiempo. La luz piloto estaba funcionando perfectamente. Cerca, esa misma noche, una mujer quería avisar a su hija, pero descubrió que ella también estaba paralizada de cintura para abajo. Al día siguiente hubo un episodio similar que involucró a una mujer que vivía cerca.
Estos tres eventos fueron puestos en conocimiento de la policía y del periódico local. La policía no encontró nada, pero el periódico encontró una gran historia.
La policía hizo reportes de incidentes de los supuestos gaseamientos pero no encontró pistas. No había nada sospechoso en los terrenos de las casas y todo rastro de cualquier gas presunto había desaparecido.
Los periódicos publicaron artículos detallados sobre los tres incidentes, citando detalles específicos como el olor del gas y los síntomas explícitos experimentados por las víctimas. El periódico postuló que había algún tipo de loco en la oscuridad, arrastrándose y bombeando gas venenoso a las casas de la gente. Este fantasma sería conocido como "El Gasero Loco".
Durante los siguientes días, más y más personas informaron a la policía (y al periódico) que habían sido víctimas de un ataque similar: un olor dulzón y sensaciones de ardor, náuseas y parálisis parcial.
La policía continuó investigando todos estos incidentes y continuó con las manos vacías, no encontraban pistas ni el origen del gas.
El 5 de septiembre, la policía pareció haber tenido un golpe de suerte. Una pareja llegó a su casa a altas horas de la noche y encontró en su porche delantero un cuadrado de tela blanca. La mujer se agachó y se llevó el paño a la nariz y, después de olerlo, experimentó una quemazón inmediata en la boca y la garganta. La policía investigó y encontró una llave maestra y un tubo de lápiz de labios cerca. La mujer se recuperó y la policía se preguntó si la pareja pudo haber interrumpido al Gasero en medio de un ataque.
Se analizó la tela blanca (y se encontró que era benigna y sin olor), y se inspeccionaron la llave maestra y el tubo de lápiz labial, pero no se produjeron derivaciones sólidas.
A principios de septiembre, los residentes de Mattoon llamaban con frecuencia a la policía para denunciar ataques similares con gas. La policía respondería a cada llamada, pero no se acercaría a una conclusión de la situación. Sin embargo, iban hallando más pistas, ventanas abiertas y huellas femeninas desconocidas fuera de algunas de las casas.
El pánico se intensificó. Los residentes de Mattoon, sintiendo que los agentes de la ley no actuaban con la suficiente rapidez, crearon grupos de patrullas armadas, que la policía instó a disolver. Para estas fechas, el FBI había ingresado en el caso, pero incluso ellos no podían llegar a una decisión concreta sobre lo que estaba sucediendo en Mattoon.
La policía estaba perpleja. No había motivo. Ninguna casa había sido robada, nadie había sido agredida físicamente, y nadie había sido secuestrado después de ser inmovilizado. Entonces, ¿Con qué propósito actuaba el atacante?
El 12 de septiembre, la policía anunció los resultados de su investigación: creían que no había habido ataques reales y que toda la serie de "delitos" se debía a una histeria masiva alimentada por los informes iniciales en el periódico local. Ellos sugirieron que cualquier forma de gas que entraba en el hogar de un ciudadano se debía a las emisiones químicas accidentales de una instalación industrial cercana.
Esta explicación pareció satisfacer a algunos, aunque no explicaría la tela blanca, la llave, y el tubo de lápiz labial de ese incidente. Aunque podría argumentarse que estos tres elementos no estaban necesariamente vinculados a un ataque con gas y podrían no haber tenido nada que ver con la histeria del Gasero. La “solución” de la policía también esquiva la lógica de que los trabajadores de dicha instalación deberían haber sufrido síntomas similares si se hubiera escapado el gas de la instalación. No se reportaron tales informes sobre los trabajadores de las instalaciones. Además, esta explicación policial no explica los tres episodios iniciales que ocurrieron antes de que el periódico informó por primera vez la historia.
Pero el anuncio policial parecía no haber tranquilizado a la población. El día 13 se reportó el último supuesto ataque del Gasero. Una mujer dijo que le vio afuera de su casa y describió a una mujer vestida con ropa de hombre.
Sociólogos y similares han estudiado detenidamente las cuentas de los periódicos y los registros policiales desde 1944 y siguen siendo escépticos. ¿Había una mujer ahí fuera en la oscuridad con algún tipo de gas paralizante? ¿O el poder de la sugerencia hizo que los residentes experimentaran los síntomas que habían leído en el periódico? ¿Podría una planta química cercana haber filtrado algún tipo de sustancia tóxica?
Otros investigadores han concluido que al menos algunos de los incidentes del Gasero eran obra de un atacante real que llevó a cabo una serie de ataques con gas según lo informado por testigos.
En el año 2003, Scott Maruna, un antiguo residente de la zona afectada por el incidente de Mattoon en 1944, autopublicó un libro que detalla su hipótesis de que los atentados fueron obra de un hombre mentalmente perturbado llamado Farley Llewellyn. Maruna escribe que Llewellyn, quien estudiaba en la Universidad de Illinois en el momento de los ataques, era un estudiante de química consumado que fue aislado de la comunidad local, debido a las sospechas de que era un homosexual, esto al parecer, es lo que da el conocimiento y la motivación para cometer los atentados. Maruna argumenta que muchos de los ataques se agruparon alrededor de la casa de Llewellyn y que las primeras víctimas había asistido a la escuela secundaria con él.
La respuesta probablemente nunca se sabrá, pero podría ser cualquiera de estas suposiciones, o una combinación de ellas. Sin embargo, finalmente, desde mediados de ese Septiembre, todo volvió a la normalidad en dicha ciudad.
Fuente: Mistery Internet
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