En 1976 se publicaba en Italia –y un año más tarde en España– Las profecías de Juan XXIII. Su autor, el italiano Pier Carpi (1940-2000) desvelaba una insólita noticia que hacía temblar los cimientos del Vaticano: antes de convertirse en el Papa Juan XXIII, Angello Roncalli (1881-1963) habría sido iniciado en una misteriosa sociedad secreta.
Juan XXIII… ¿Poseído por los espíritus?
Cuenta Pier Carpi que se encontraba al norte de Italia, visitando el castillo Fuerte de San Leo, cuando un misterioso anciano vestido de gris acompañado de un misterioso perro lobo, se le acercó relatándole una increíble historia… En 1935, Angello Roncalli ejercía como embajador del Vaticano en Turqía cuando habría entado en contacto con una logia esotérica, vinculada con la mítica Orden Rosacruz, participando en una siniestra ceremonia de iniciación…
Al final de la ceremonia –relataría el misterioso anciano–, los hermanos estrecharon el círculo que formaban en torno a Juan y se concentraron transmitiéndole su fuerza. Y Juan habló. Habló con una voz que no era la suya…
Lo que transmitió aquella extraña voz que se apoderó de la garganta de Angello Roncalli, y que parecía salida del mismísimo Averno, quedó registrado en un cuaderno.
El Papa Juan XXIII había participado en oscuras sesiones de espiritismo antes de ocupar el trono de San Pedro.
La crónica novelada de Pier Carpi no podía resultar más desestabilizadora para muchos creyentes: el carismático papa Juan XXIII, antes de ocupar el trono de San Pedro, había participado en oscuras sesiones de espiritismo celebradas en una siniestra logia esotérica.
Desde que Las profecías de Juan XXIII vieran la luz en los años setenta –supuestamente anticipando acontecimientos como el asesinato de Kennedy o la muerte de Marilyn Monroe–, nadie ha cuestionado su contenido. Buena prueba de ello es que el libro sigue reeditándose y numerosas webs continúan especulando acerca del significado de sus estrofas más herméticas que, en todo caso, sitúan el fin del mundo para el año 2033…
Sin embargo, parece obviarse que este relato descansa exclusivamente sobre el testimonio de una persona: la de Pier Carpi. Así pues, cabe preguntarse ¿qué credibilidad merece toda esta historia?
¿Un Papa iniciado en la Masonería?
El cardenal Loris F. Capovilla (1915-2016), en la entrevista concedida para el libro Juan XXIII: en el recuerdo de su secretario (2000), explica:
Cuando salió en 1976, el libro fue una sensación e inmediatamente fue traducido a varias lenguas. Descubría, como algunos saben, una fantasmagórica iniciación del (entonces) arzobispo Roncalli en la orden Rosacruz. Se discutió durante un tiempo y de cuando en cuando hay alguien que vuelve sobre el tema. Sobre todo, eso puede bastar una simple explicación. La agenda de Roncalli de 1935 y el registro diario de las misas, punto de referencia de las presuntas profecías, excluyen que el arzobispo fuera iniciado en los secretos de la orden Rosacruz o de cualquier otra sociedad secreta o que, mucho menos, haya hecho ‘ejercicios espirituales’ para ser admitido. O sea, estamos ante una inaudita falsedad, y despierta solo doloroso estupor la ultrajante tentativa de envolver a la persona y el servicio del papa Juan en las espiras de la magia y de la adivinación…
Queda por cumplirse el último vaticinio atribuido a Juan XXIII: El del fin del mundo en el año 2033.
No es la primera vez que la imaginación de Pier Carpi –conocido precisamente por escribir guiones para cine y comic fantástico– hilvanaba conexiones entre personajes históricos y órdenes masónicas.
En una reseña biográfica sobre Nostradamus, éste aparece vinculado nada menos que como miembro activo del… ¡Priorato de Sion! la famosa sociedad secreta mencionada luego en el Código da Vinci (2003).
Por si todavía quedara alguna duda, hay elementos suficientes para afirmar que las profecías atribuidas a Juan XXIII no pudieron nunca haber sido escritas en 1935. Es un análisis pormenorizado de su contenido el que nos permite descubrir el año exacto en el que fueron redactadas. Y esta fecha estaría m
uy cercana a la de la propia edición del libro: 1976.
uy cercana a la de la propia edición del libro: 1976.
La evidencia de que el texto no pudo nunca haber sido inspirado antes, nos lo proporciona el hecho de que los únicos vaticinios que se han cumplido son –como no podía ser de otro modo– anteriores a esa fecha. Queda, por supuesto, que todavía se cumpla el último vaticinio: El del fin del mundo en el año 2033. Así que habrá que esperar hasta entonces para estar plenamente convencidos de que Las Profecías de Juan XXIII… no son más que un fraude.
Fuente: Espacio Misterio
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