Mi abuela gritó, “Ése hombre está enseñando las verijas”, y al voltear, en realidad todos estaban desnudos. Personas mayores, jóvenes y niños, pero no encontré pubertos. Y yo era una puberta, solo tenía 10 años.
Ése fue mi acercamiento al nudismo en familia, en Zipolite Oaxaca, México, -donde por cierto, se celebró el Sexto Encuentro Internacional de Nudismo del 28 al 30 de enero 2017-. De inmediato mis papás, al percatarse de la desnudez de todos, aunque sonrojados y sonrientes, nos dijeron que iríamos a otra playa, porque ésa era de “desnudistas”.
Mi encuentro al nudismo en familia, ni siquiera fue verdadero nudismo, porque nosotros llevábamos trajes de baño, y nos equivocamos de playa. Nada qué ver con como era practicado el nudismo en familia en otros tiempos. Por ejemplo Grecia, África, Gran Bretaña y en el sur de Europa.
En aquellos países desde hace siglos, convivían en ambientes familiares desnudos, los baños públicos mixtos son un ejemplo, o los baños comunitarios en casa, donde familias enteras se bañaban juntos. Y qué decir de las tribus sudafricanas que aún practican el nudismo.
Razones que nos explican el nudismo en familia:
¿Sabías que según un estudio de la Universidad de Old Damien, la desnudez expuesta en la familia, genera mayor aceptación y comodidad con la sexualidad y con el propio cuerpo? Esta es la verdadera razón por la que la desnudez debería ser tratada desde el hogar.
Probablemente al inicio, a los niños les genere curiosidad ver los cuerpos desnudos, pero después lo verán con la misma naturalidad que sus padres.
¿Sabías que todavía en la época vitoriana, antes de que se inventaran los trajes de baño, la gente convivía desnuda en los baños públicos o playas y ríos? Así es, la cultura occidental fue la que introdujo recientemente los bañadores.
Por otra parte, un estudio del Colegio de Profesionales Psicólogos de California, descubrió que los adultos que habían tenido menor contacto con la desnudez de sus padres o hermanos; experimentan ya de adultos, mayor ansiedad sexual, y menor satisfacción con sus cuerpos y sexualidad.
Si lo pensamos tiene bastante sentido, ya que son los padres y la familia, quienes deben mostrarse desde el inicio con naturalidad, la desnudez al natural, naturalismo desde la familia.
Si un niño no tiene la oportunidad de que le enseñen que el nudismo es natural, crecerá con morbo, con un halo de misterio alrededor el tema. Y por supuesto, no lo buscará con sus padres, quienes por el contrario, lo hacen parecer algo vergonzoso, algo que se debe ocultar.
¿Entonces qué hacer?
En distintas investigaciones realizadas por todo el mundo en diferentes épocas, concluyen que la falta de nudismo desde el hogar, envía el mensaje de que hay que sentirse incómodo con su propio cuerpo, que solo se permite en la intimidad, y en público es inapropiado, algo inaceptable.
Por la sociedad en que vivimos, donde si se te ocurre salir desnudo podrías ser arrestado por faltas a la moral, suena un tanto complicado llevar estas prácticas, sin embargo, hay playas nudistas a las que se podría recurrir. Además por supuesto, de hablar abiertamente con los hijos, padres, familiares y amigos, sobre nuestro cuerpo y su sexualidad natural, para erradicar los tabúes.
El nudismo, afirma uno de los asistentes al Festival Nudista 2020 en Zipolite, no tiene ninguna finalidad sexual, y que incluso el morbo de ver un cuerpo desnudo desaparece.
Lo que debería hacerse es normalizar el nudismo, fortalecer la teoría del pensamiento de que estar desnudo es algo completamente natural. Es lo que se vivió en el Festival Nudista 2020 en Zipolite. Para aquella oportunidad, la experiencia empezó con una cena que inició sin contratiempos. Distribuidas en mesas redondas dispuestas sobre la playa, un centenar de personas disfrutan de la música, el clima templado y el sonido del mar. Los invitados platican animados, bailan, ríen. Nadie repara si quiera que aquí la ropa no es necesaria.
Se trata de una cena "al natural", una de las actividades que forman parte de la quinta edición del Festival Nudista 2020, que desde 2016 se realiza en Zipolite, una playa oaxaqueña donde la desnudez es algo cotidiano. Y la única del país que lo permite legalmente.
Los cuerpos morenos, blancos, tostados, caoba; generosos o menudos se deslizan por el lugar. Aunque la desnudez no es obligatoria, pocos sienten la necesidad de cubrirse ante quienes saben que piensa como ellos: en la posibilidad del cuerpo libre.
“Desnudarse es dejar atrás prejuicios, críticas, es liberarse y dejar lo que traes encima, estrés, problemas, preocupaciones…”, dice convencido Fabián, un hombre sentado junto a su esposa Sofía, quienes comparten mesa con otros dos matrimonios. Todos han adoptado la desnudez como estilo de vida con la peculiaridad de que la practican en pareja.
Sofía, la esposa de Fabián, cuenta que en su caso llevan realizando nudismo 12 de los 15 años que llevan casados. Ocurrió sin pensar, cuenta, cuando hace más de una década visitaron Zipolite en busca de un relax al estrés que vivía su esposo en lo laboral.
“Una vez que te quitas la ropa y experimentas esa libertad, el mar, la playa, no hay vuelta atrás. Vas a querer repetirlo”, agrega José, otro de los presentes en la cena de parejas y que por segunda vez repite su visita a Zipolite junto con Iliana, su esposa.
A diferencia de Fabián y Sofía, esta segunda pareja apenas lleva un año formando parte de la comunidad nudista, aunque José cuenta que desde joven tuvo la espinita de practicarlo, así que compartió la inquietud con su esposa y decidieron hacerlo.
“Lo primero que hice fue yoga desnudo. Yo, a lo que llegué, pero ella tardó un poco en adaptarse”, cuenta el hombre. Iliana agrega que ahora está más que convencida de realizarlo, sobre todo porque le dio una mayor confianza. “Es reconocer tu cuerpo y estar bien con él. Hacer nudismo es aceptarte”, explica.
Fabián está de acuerdo y agrega: “Estábamos acostumbrados a ser lo que vestimos. La marca de reloj o joyería que usamos. Al estar desnudo no hay nada de eso: esto es lo que eres tú y no hay juicios en ello”.
La plática entre las parejas continúa. Se conocieron hace un año en un evento en Veracruz, entidad de la cual son originarias las tres, pero de distintos lugares. Los más callados son Elena y Jorge, los únicos que piden que no se use su nombre real. Aunque la desnudez está presente en su vida diaria de una u otra forma, se trata de su primera vez en un evento nudista y las otras parejas tratan de convencerlos para que sigan asistiendo.
La reticencia de Elena es el trabajo, pues el próximo evento será muy cercano a su zona laboral. “Yo endiento. Eso siempre es un impedimento, cada uno tiene una vida profesional y laboral donde decir que eres nudista no siempre es aceptado o bien visto”, dice Sofía.
La razón, señala, es que no se ha logrado entender que el nudismo no tiene ninguna finalidad sexual y que incluso el morbo de ver un cuerpo desnudo desaparece. “Esa no es la intención. Lo que disfrutamos es esto, estar libres”, recalca Fabián.
La pareja está tan convencida que explica que para ellos el nudismo es un estilo de vida que puede practicarse en familia. Aseguran que aunque nunca han traído a su hija de 6 años a un evento, porque temen que se aburra porque no hay tantos niños, cada vez es más común que familias enteras lo practiquen.
“Nosotros lo hacemos en casa. Llegamos y va para afuera todo, los tres. Mi hija tiene 6 años y no tiene ningún prejuicio con la desnudez porque lo ve como lo que es, algo natural”, cuenta la pareja, que a lo largo de los 12 años han vivido el crecimiento de la comunidad y el incremento de la oferta de lugares y eventos. Ellos tratan de ir al menos a dos por año.
De acuerdo con Juan Marcos Castañeda, uno de los organizadores del Festival Nudista Zipolite 2020, la comunidad que practica nudismo en México poco a poco a echado raíz y como muestra indica que el festival arrancó en su primer año con 2 mil visitantes y esta edición espera romper la cifra de 6 mil; 70% nacional.
A lo que queremos llegar con todo esto, es que vivimos bombardeados con ser perfectos, tener cuerpos esculturales. Pero, al experimentar el nudismo como algo natural de los seres vivos, todo eso queda atrás, es la reconciliación máxima con la verdadera naturaleza del cuerpo humano. Con esas "perfectas imperfecciones" que hablan de lo que hemos vivido, de que nuestra familia y amigos nos aman, más allá de nuestro cuerpo, por quienes somos en nuestro interior. Es precisamente eso lo que hace tan especial y único esta practica, lo auténticos y sinceros que somos entre nosotros. Ya sin ropa ¿qué se va a intentar aparentar? Lo que queda es disfrutar de ser nosotros mismos en nuestra máxima expresión.
Fuente: CFNM Site
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