¿Eres la sombra que deambula entre mis recuerdos? ¿Disidiste estar ahí afuera para ver a mi cordura perderse en el horizonte? ¿Te parece buena idea si intentamos encontrarnos para divertirnos? ¿Que tal si nos fundimos mientras que la pegajosa tiniebla envuelve al universo? ¿Acaso te dejó de importar mis ansias de protegerte? ¿Tienes algo que quieras decir antes que todo esto se vuelva real?
Son tantas preguntas, a cuentagotas he comprendido lo que sucede, amaría que tus angustias y la paz revuelta en tu interior acaben enteramente recuperados, que jamas sientas la necesidad de tener que cicatrizar heridas, ahora que estamos aquí entiendo tus inquietudes porque también he estado allí; desearía haber estado contigo desde muchísimo antes, tanto tiempo desperdiciado que no aproveche para servirte de apoyo dándote fuerza y vitalidad; si pudiera arrancaría esta hoja de mi libro. Ahora bien, como no puedo volver atrás para hacer todo diferente, el presente es mi mejor aliado; todo lo que haga a partir de hoy se enfocará en colmar de felicidad los agujeros en tu corazón, en tu alma y en tu camino que te puedan estar matando; y repetiré esta experiencia en cada vida que viva.
La cesta mental de mis deseos traza las lineas de mis reencarnaciones, dibujando mis anhelos según mi vida pasada, el misterio sorprendente es que siempre apareces en cada una de ellas, y en perfecta armonía iluminamos nuestro tártaro personal con una fuerza bruta que envenena y embruja hasta al mismísimo Di-s. Presiento que nos conocemos de otros mundos, de diversas galaxias, que hemos compartido en diferentes vidas; después de tantos caminos turbios y podridos, decido
recorrer por la senda larga que Edgar Allan Poe transitó, idealizando constantemente las diferentes formas de protegerte. Todo es un karma y nada es casual, es tan agradable cuando estas tan cerca con una sonrisa en el rostro.
Al final, mientras suena la misma canción de siempre que tanto te gustaba y que nadie nunca escuchará, fui desempolvando aquella foto tuya que hallé en aquel viejo cajón mientras rebuscaba entre las promesas que tanto te ofrecí, y solo descubrí sentada en el sillón la melancolía que me apretuja el alma. Y cuando el mundo esté casi por reventar, espero que en los días de otoño cuando deba decirte adiós, esté ya consumado cada juramento.
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