Si vemos la prohibición de las drogas desde un punto de vista puramente económico, el rol del Gobierno sería el de proteger a un cartel. | Milton Friedman |
La venta y el consumo de las drogas es un problema social que siempre estará presente en todas las sociedades, es evidente e innegable lo perjudicial para la salud que pudiesen ser las drogas, la cuestión es reconocer que todo lo probablemente malo en ellas pasa a ser ciertamente peor con su prohibición. La guerra contra las drogas es una estrategia que tiene un estrepitoso fracaso tanto dentro como fuera de casa, ya que se gastan decenas de miles de millones de dolares sin conseguir prácticamente nada, cultivando solamente la cultura de la violencia. Mas allá de abarrotar las cárceles, gastar sumas millonarias, y condenar la vida de muchísimos jóvenes que les sera muy difícil reincorporarse a la vida normal tras pagar por sus errores, esta guerra ha conseguido muy poco. Mientras mas se prohíbe el consumo y la producción de las drogas, mas se propicia.
La legalización del uso recreativo de las drogas, especialmente de la marihuana, es una forma de minimizar el hecho de venderla de manera ilícita y disminuir el consumo entre los jóvenes. Una cosa queda muy clara de la mano dura y de la guerra contra los estupefacientes, y es que lo único que ha logrado es convertir en poderosos multimillonarios a todos los narcotraficantes y hacer del negocio de la droga algo altamente lucrativo.
El reto de ésta en lograr administrar el problema como se logró hacer con el tabaco, el alcohol y la prostitución. La experiencia nos ha demostrado que es falso el señalamiento de que la legalización trae consigo el aumento de la demanda. Los datos duros indican que más bien sucede lo contrario. La legalización debería iniciar con la marihuana, que representa el 70% de las drogas que se consumen a nivel mundial y que ofrece las mayores ganancias al narcotráfico, pero también la de menor riesgo para la salud.
Desde hace un tiempo está surgiendo un debate: El tema de la legalización de las drogas, sobre todo de la marihuana. En los últimos años, en EE.UU. más de 15 estados han legalizado la marihuana, y más de una veintena la han legalizado para propósitos médicos. Hoy, la mayoría de los estadounidenses apoya la legalización de la marihuana. Pero ¿por qué hemos de apoyar la legalización y libertad de drogas? He aquí 10 razones:
- La guerra contra las drogas es financieramente insostenible. En concreto, más de $40.000 millones anuales se gastan en EE.UU. en la guerra contra las drogas. No hay que olvidar que todos estos onerosos gastos los soporta el contribuyente mediante los impuestos.
- Dejaría que los tribunales puedan encargarse de los verdaderos delitos. Me refiero a las injerencias contra la libertad y la propiedad como robos, fraudes, o agresiones físicas. El acto de consumir drogas no atenta contra libertad o propiedad ajena. Nos solemos quejar de lo colapsada que está la justicia, no contribuyamos a ello juzgando crímenes donde no los hay.
- Se protegerían otras libertades civiles. En la guerra contra las drogas, múltiples libertades civiles saltan por los aires en el camino. Legalizar las drogas parece parte ineludible de la restauración de muchas libertades civiles agredidas.
- Las drogas serían más seguras. Se ha considerado que la abrumadora mayoría de muertes por el consumo de drogas se debe a la falta de dosis estandarizadas, algo que naturalmente haría un mercado abierto.
- Se contendría la extensión de enfermedades como el VIH. Como D. R. Blackmon afirma en su obra “Moral Deaths”, la prohibición de las drogas ha contribuido a la extensión del VIH entre los usuarios de drogas de administración intravenosa. Otras enfermedades como la hepatitis también aumentan como consecuencia de estas drogas fuera de cualquier control del mercado legal. Al estar prohibidas las drogas, se ha limitado la venta de agujas esterilizadas. Legalizando las drogas, serían éstas más seguras y se permitirían libremente la compraventa de utensilios higiénicos. La legalización de drogas en el año 2000 en Portugal ha llevado a reducirse el contagio por VIH entre usuarios de drogas en ese país a prácticamente el mínimo europeo.
- Se erosionaría el crimen organizado. Cuando un bien se declara ilegal, ¿quién se encarga típicamente de distribuirlo y ofrecerlo? Pues, aquéllos expertos en saltarse la ley. Los precios además de los bienes o productos prohibidos suben vertiginosamente, en parte por los elevados costes de operar al margen de la ley. Legalizando las drogas, cualquier persona respetuosa de la ley y el orden podría concurrir al mercado abierto de estos bienes y productos. Como decía Friedman, la ilegalización estimula la cartelización del mercado de drogas puesto que no está sometido a una libre competencia.
- Se reduciría la corrupción policial. La ilegalización de las drogas genera precios desorbitados, que se traducen en muy elevados beneficios. Beneficios que la ley, a través de la prohibición, considera ilegales. La corrupción policial se ve agravada en el escenario prohibicionista, y con ello la propia policía encuentra un obstáculo a combatir más eficazmente unos bienes que de por sí son imposibles de eliminar.
- Muchos países serían más seguros. Hay regiones y países como Colombia y Nicaragua, donde la prohibición de las drogas ha hecho estragos hasta el punto de cobrarse muchas vidas por parte de organizaciones terroristas. La legalización de las drogas dejaría de alimentar esas mafias y grupos armados terroristas.
- Se reduciría su consumo. Aunque al principio podría parecer extraño, el efecto de atractivo que crea la prohibición concuerda con la realidad. Por ejemplo, según un estudio sobre adicción a las drogas en Europa de 2009, los holandeses están entre los que menos tasas tienen de consumo de cannabis a pesar de estar legalizado en su país.
- No se puede prohibir la naturaleza. Prohibir sustancias que existen en la naturaleza es ridículo, en tanto que no van a dejar de existir. El único modo de saber convivir con estas sustancias es legalizarlas, del mismo modo que el alcohol podría verse como perjudicial para la salud pero su prohibición sólo lleva (y ha llevado) a todas las consecuencias mencionadas. Igual que sabemos convivir con el alcohol, debemos saber convivir con cualquier otra sustancia.
¿Cuáles serían los beneficios de la legalización de la producción, comercialización y consumo de la marihuana? Aquí planteamos algunas de las respuestas:
- Se pone fin al mercado ilegal, se reduce la corrupción y la violencia.
- Se desploman los precios artificiales de las drogas y se reduce el margen de ganancia del crimen organizado.
- Se reducen los crímenes y los delitos que se cometen por el control de los mercados.
- El gobierno deja de gastar los enormes recursos que destina a la lucha contra el narcotrafico.
- El gobierno pasa a controlar el mercado, estableciendo las normas y reglas para la actividad.
- El gobierno da seguimiento a los vendedores, a sus cuentas e inversiones.
- El gobierno recibiría los impuestos generados por la venta legal de las drogas.
- El gobierno y la sociedad tendrían más margen de maniobra, para impulsar campañas educativas y de prevención que combatan el consumo.
- Se rompería el círculo perverso entre la venta de las drogas y los fabricantes de armas. Son éstas, y no las drogas, las que matan.
- Se reducirían los problemas de salud que ahora subyacen al consumo ilegal y se evitarían los problemas sociales que le van aparejados (prostitución, robos, etc.)
- El tratamiento médico a los adictos tendría el mismo carácter social que hoy tienen el de los adictos al alcohol.
- El tema de las drogas, por lo menos de la marihuana, desaparecería de las agendas políticas, que siempre resulta problemática.
En las sociedades en donde las drogas como la marihuana son legales, el número de víctimas inocentes producto del consumo y la venta de estupefacientes se vería reducido substancialmente. Gran cantidad de personas que nunca han consumido o que no están relacionadas con la actividad se ven perjudicadas y hasta incluso pierden la vida debido a las “externalidades” de la guerra contra las drogas: Violencia urbana, abusos policiales, confiscación de propiedades, allanamientos equivocados, entre muchos otros.
La legalización de la marihuana pondría fin a la parte exageradamente lucrativa del negocio del narcotráfico, al traer a la superficie el mercado negro existente. Ademas, reduciría dramáticamente el precio de dicha droga , al acabar con los altísimos costos de producción e intermediación que implica la prohibición. Legalizar la marihuana haría que la fabricación de dicha sustancia se encuentre dentro del alcance de las regulaciones propias de un mercado legal.
El narcotráfico ha extendido sus tentáculos en la vida política de los países. La legalización acabaría con esta nefasta narco/política. Legalizar las drogas acabaría con un foco importante de corrupción, la cual aumenta en todos los niveles del gobierno debido a que una substancial parte de toda clase de autoridades han sido comprados, sobornados o extorsionados por narcotraficantes. Ademas, los gobiernos dejarían de malgastar miles de millones de dólares en el combate de las drogas, recursos que serían destinados a combatir a los verdaderos criminales como asesinos, estafadores, violadores, ladrones.
Con la legalización se acaba el pretexto del Estado de socavar nuestras libertades civiles con el fin de llevar a cabo esta guerra contra las drogas. Las intervenciones telefónicas, los allanamientos, el registro de expedientes, la censura y el control de armas son actos que atentan contra nuestra libertad y autonomía como individuos. Asimismo, la legalización conducirá a que la sociedad aprenda a convivir con las drogas, tal y como lo ha hecho con otras sustancias como el alcohol y el tabaco. El proceso de aprendizaje social es sumamente valioso para poder disminuir e internalizar los efectos negativos que se derivan del consumo y del abuso de ciertas sustancias.
Ante la posible legalización de las drogas se plantean varias preguntas: ¿Quiénes ahora controlan los mercados ilegales podrán convertirse en empresarios? ¿Las grandes corporaciones del tabaco o del alcohol se apropiarán del nuevo mercado? ¿Los actuales controladores del mercado serán remplazados por una nueva generación de empresarios dedicados a ese negocio? Son algunas de las preguntas que deben considerarse. Asimismo, la legalización de la marihuana debería seguir, con las adecuaciones pertinentes, la regulación de las drogas legales del tabaco y el alcohol. Se deben establecer una serie de estatutos tras la posible legalización de la misma:
- Reforzar la disponibilidad de información sobre la prevención y la atención de su consumo y de las adicciones, gracias a la provisión de datos certeros oficiales sobre los riesgos y los efectos de su potencial consumo.
- Favorecer el acceso a la salud gracias a sus virtudes terapéuticas y medicinales científicamente comprobadas en el mundo y con menos efectos dañinos o secundarios que varias medicinas químicas. Su uso, no necesariamente por vías respiratorias, puede servir como analgésico, antinflamatorios, antináusea, ansiolítico, para problemas de piel, migrañas, alzheimer etc. Su regulación es urgente ya que existen varios productos de muy mala calidad en el mercado sin control sanitario.
- Fomentar la investigación científica y el conocimiento gracias al registro de patentes nacionales e internacionales de distintos productos derivados y demás innovaciones.
- Desarrollar un nicho económico internacional potente a través del cultivo masivo de cáñamo industrial obtenido a partir de la fibra de la planta para la producción de cuerdas, textiles, papel, bio-combustibles, bio-construcción, aislantes, etc.
- Apoyar en la lucha contra la extrema pobreza y la extorsión de carteles del crimen organizado mediante la formalización de cooperativas sociales, la diversificación de oportunidades de negocios y empleos, especialmente para campesinos y pequeños emprendedores desde una visión de inclusión y justicia social.
- Generar nuevos ingresos para el Estado derivados de las aportaciones fiscales obtenidas del nuevo mercado.
- Reducir la estigmatización, los estereotipos y la discriminación de los usuarios de la marihuana fomentados por ideas dogmáticas. En general, el consumo del alcohol o del tabaco es mucho más problemático y dañino.
- Prevenir de los riesgos vinculados al mercado negro para las personas usuarias de la marihuana, como el contacto con la oferta de otras sustancias ilegales que pueden resultar más dañinas o la inseguridad provocada por el narco-menudeo.
- Mejorar la seguridad y la justicia a partir de la elaboración de una estrategia de priorización de la persecución penal para los delitos de mayor impacto social. Es decir, orientar los recursos y la acción pública en materia de seguridad y prevención de las violencias hacia otros tipos de delitos más dañinos para la sociedad como los homicidios, los secuestros, la violencia intra-familiar o de género, en vez del delito contra la salud por portación simple de cannabis. Las personas usuarias de cannabis y de drogas tienen que dejar de ser consideradas como criminales por parte del Estado quien las encarcela en las universidades de la violencia.
- Asumir un liderazgo vanguardista y consciente en el escenario internacional en materia de política de drogas, desde una visión de reducción de riesgos y daños frente al paradigma ya fracasado de la guerra contra las drogas y sus efectos desastrosos padecidos y ya comprobados para la cohesión y la paz social.
En el siguiente material audiovisual perteneciente a la cuenta de youtube EITB habla sobre la legalidad del cannabis para el consumo propio, así como de la tienda "Grow Eco-Logic Shop" en Bilbao, y como este establecimiento vende productos para el cultivo de cannabis de interior y exterior.
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