Uno de los talismanes más macabros de la historia del ocultismo, que supuestamente tenía la facultad de abrir todas la puertas bloqueadas y protegía contra los malos espíritus, era la llamada “Mano de Gloria”, la mano cercenada y disecada de un criminal que había muerto en la horca.
Elaborar este horripilante talismán, según consta en algunas antiguas obras de ocultismo, como el “Compendium Maleficarum”, implicaba un largo proceso. Por lo general, la mano que se cortaba era la mano con la cual el criminal ahorcado había cometido su crimen, o, en su defecto, la mano izquierda o siniestra (se creía que mientras más espantoso había sido el crimen convertido, más efectiva era la magia del amuleto).
Luego de cortada la mano, se drenaba totalmente de sangre y se la envolvía en un trapo, preferentemente uno que hubiera estado en contacto con el cuerpo del ajusticiado. Posteriormente, siguiendo una antiquísima receta, se encurtía en sal y orina (ya fuera de un hombre, mujer, perro, yegua o caballo), para posteriormente ser ahumada por medio de la quema de hierbas y heno.
A continuación debía ser colgada de la rama de un roble por tres noches consecutivas, luego debía ser colocada en el cruce de dos caminos y, finalmente, colgada en el ojo de la cerradura de una iglesia. El dueño de la mano debía quedarse velando junto a ella toda la noche hasta que cantara el gallo. Sólo así podía ser suya y utilizarla a voluntad.
Paralelamente al proceso anterior también se debían elaborar una o más velas, empleando como uno de los ingredientes la grasa obtenida del cuerpo del mismo malhechor ahorcado o, en su defecto, del dedo de un niño nacido muerto.
Estas velas, una vez hechas, eran puestas sobre la “Mano de Gloria” o sus dedos y eran encendidas, como si fuera un candelabro, en el momento en que el dueño de la mano -por lo general, un ladrón- la usaba para abrir las puertas de las residencias en las cuales entraba a robar, pues se creía que la “Mano de Gloria” podía desbloquear absolutamente cualquier puerta sellada, además de servir de amuleto contra los malos espíritus
Si la “Mano de Gloria” se combinaba con una vela hecha de grasa del cadáver, preferiblemente del mismo malhechor ahorcado, redoblaba su poder de forma que podría paralizar a las personas, dejándolas totalmente inmóviles. Se aseguraba que el portador de la “Mano de Gloria”, una vez que entraba a las casas ajenas, gracias al talismán, podía volverse invisible y descubrir en el acto los objetos valiosos, por muy escondidos que éstos estuvieran.
También se creía que la vela que se elaboraba con la grasa de un malhechor, que había sido encendida y colocada en la “Mano de Gloria”, sólo se podía apagar con leche o sangre; las mechas de las velas algunas veces podían ser confeccionadas con el cabello del ahorcado, lo que actuaba como un potenciador del elemento mágico del talismán.
Según un texto escrito por el dominico medieval Alberto Magno y publicado en el siglo XVIII, existía una manera de contrarrestar los efectos de una “Mano de Gloria”:
La ‘Mano de Gloria’ perderá su efectividad y los ladrones serán incapaces de utilizarla si se friega el umbral de la puerta, y otras partes de la casa por donde se puedan acceder, con un ungüento compuesto de bilis de gato negro, la grasa de una gallina blanca, y la sangre de un autillo; esta substancia debe ser elaborada durante el verano.
El término “Mano de Gloria”, según algunos estudiosos, podría derivar del vocablo “main de glorie”, que sería una modificación de la palabra mandrágora, planta a la que la leyenda le atribuye varios usos, como incitar la locura, expeler demonios e inducir el sueño. Cuenta la leyenda que la “Mano de Gloria” más poderosa de todas, la Sigillum Emeth, fue obra de John Dee, notorio matemático, astrónomo, astrólogo, ocultista, navegante y consultor de la reina Isabel I, y que se perdió tras la muerte de éste.
El albañil inglés Joseph Ford, mientras derribaba los muros de una vieja casa de Castleton, North Yorkshire, Inglaterra, descubrió en 1935 una grotesca mano humana momificada, que los entendidos calificaron como una auténtica “Mano de Gloria”.
Hoy se exhibe en el Museo Whitby, en el noreste de Inglaterra, siendo considerada como el único ejemplar que aún existe de las llamadas “Manos de Gloria”, de uso muy popular entre brujas, nigromantes y ladrones, sobre todo a partir del siglo XVI.
Fuente: Guioteca
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