Ningún periódico certifica que miles de personas mueren a diario en la “Venezuela Socialista”, la mitología del mejor país del mundo es una fantasía dolorosa, es nuestro destino a causa de los pésimos servicios y la detestable administración que durante décadas las regencias marxistas nos han ofrecido. Quizá por negocio o por temor a represalia, ningún medio de comunicación se atreve a confirmar que jamás ha existido político alguno que haya dado la talla.
Esta historia es algo triste, partiendo de la penosa realidad de tener que padecer por obligatoriedad la decadencia destinada para esta aldea de infortunios. No queda otra cosa más que sonreír, para disimular nuestras penas para la fotografía.
Probablemente la alternativa más dulce y asequible sea volarnos los sesos, surcar los aires a través de un despeñadero para convertirnos en puré, o dejar que un tren de carga nos transforme en carne molida. Sinceramente a nadie le importa a fin de cuentas, solo los que han romantizado con el suicidio conocen lo reconfortante de saber que en nuestras manos está la posibilidad de acabar con todo, y en ocasiones eso llena el alma de vitalidad.
A veces veo los noticieros, solo cuando me aseguro que esos vampiros psíquicos no chuparan mis energías ni me agotaran tremendamente, generalmente lo mejor es apartar la mirada, de nada sirve perder las esperanzas al divisar cada cosa vergonzosa de lo que nos convertimos. Me encantaría tener una escopeta y volar la pantalla con un disparo.
Esta mañana decidí tirarme de la cama y arrastrarme hasta el patio, me consumí un termo de café y una caja de cigarrillos, inhalar y tragar se siente tan gratificante cuando sabes que de esa manera la vida se diluye entre tus dedos, aunque mirando hacia arriba, me percaté que obtener un resultado con esta variable me tomará demasiado tiempo.
¿Que se sentirá pararte frente a un paredón y ser baleado por 20 rifles de asalto? Seria tan genial contar todos los agujeros que generan en el cuerpo antes de caer, no importa que sean pequeños, solo así sabremos cuántos agujeros hacen falta para quedar inerte sobre el suelo. Seria excitante.
El cielo y el infierno no existen como lo relatan los cuentos de hadas. ¿De donde venimos? ¿A donde vamos al morir? ¿A que lugar pertenecemos? La única verdad es que salimos de un agujero y terminamos en otro. El sermón de la iglesia y el discurso político son palabras huecas que nadie debería escuchar, que nadie se acerque hasta que ellos mueran, luego paseemos entre sus tumbas y disfrutemos al saber que ninguno fue salvado.
Salgamos a caminar esta noche, despojémonos de cualquier tipo de esperanzas, no existe nada de importancia por lo que debamos luchar. Solamente relájate, porque nada es real. Seamos sensatos, todo se vuelve complicado cuando derrochamos nuestro ímpetu por las ambiciones, personalmente nada me importa, y es lo mejor.
Cuando no puedes alcanzar tus pretensiones no significa que hayas fracasado, no pasa nada, igual puedes sintonizar con la vida, si lo consideras no tan está tan mal. Solo relájate, porque nada es real.
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