El sexo es uno de los placeres más gratificantes que la humanidad pueda experimentar, no es para nada extraño que la industria de la pornografía sea el ingreso comercial más lucrativo después del narcotráfico. Desde este principio fundamental he argumentado el presente artículo, es oportuno aconsejarte que nuestra obligación como personas libres e independientes debiera ser experimentar con cada uno de los hábitos que el erotismo y la sexualidad nos ofrece, sin sentir vergüenza alguna por nuestros apetitos naturales, ya que si la naturaleza lo desea, no esta mal complacerla.
Bien podrías experimentar con lo básico, masturbarte a solas o acompañado con una pareja, trío u orgia, practicar el sexo oral, vaginal y anal, besarte con quien te de la real gana, frotar tu cuerpo contra el de tu pareja, usa juguetes sexuales de diversos tamaños, texturas, colores, olores y sabores, igual puede servir el sexo telefónico o la mensajería erótica, leer o mirar pornografía, fornicar con penetraciones fuertes y profundas, “hablar muy sucio” durante las relaciones sexuales; y no tengas miramientos al hacerlo ni al que dirán.
Desde muy pequeños nos puede atraer la curiosidad o el deseo por el sexo y la identidad sexual, la niñez y la pubertad nos ofrece oportunidades de estimulaciones tempranas que adquirieron un significado en cada uno de nosotros, es como un idioma nativo que nos perseguirá hasta el fin de nuestras vidas, sin importar la pareja sexual que esté junto a la libido de nuestra alma. Cuando los padres comienzan a interferir en los juegos sexuales infantiles, se genera un caldo de cultivo para las parafilias, si con el tiempo florece uno de ellos, ruborizarse significaría un crimen grave contra la esencia que nos dio forma.
Las conductas sexuales y los actos lascivos inusuales o extravagantes son tan necesarios como la misma respiración o comer, la fase de experimentación no es solo para los jovencitos calenturientos, se puede llevar en el corazón para el uso cotidiano hasta llegada la vejez, a veces probar con las diversas parafilias puede tornarse reiterativo y excluyentes para conseguir la excitación sexual y el orgasmo. Pero no te limites a probar todas tus desviaciones y perversiones, siempre y cuando mantengas auto-control.
Algunas de estas practicas pueden satisfacernos dentro del esparcimiento amatorio de la copula normal, son un deseo incontrolable e impulsivo de realizar el acto o de solo fantasearlo, la mayoría llegan a ser detestadas pero no se valoran como un crimen. El dominio propio no debe limitarnos a saborear de las mieles que nos ofrecen los amores y la avidez erótica que difieren de la forma convencional.
No esta mal si tu excitación depende de que tu pareja tenga alguna amputación en un brazo, una pierna o un dedo, o si surge cuando observas la estatua de una persona desnuda, como la Venus de Milo o el David de Miguel Ángel.
Eres libre de realizar prácticas sexuales en lugares públicos, de fantasear durante el acto sexual con otra persona que no sea con la que copulas, o de sentir atracción sexual por alguien mucho más joven o mucho mayor, o de sentir debilidad erótica por personas de la tercera edad o de la misma edad de tus padres.
No te culpes por tener fetiches como sentir atracción sexual por los zapatos de tacones altos, como también por tocar/sentir el cabello o tejido de la ropa o cualquier objeto o miembro de tu pareja sexual.
Tienes el albedrío para conseguir el orgasmo ante el comportamiento de tu pareja como si estuviera en su etapa juvenil, o mediante el deseo inconsciente de regresar a la etapa infantil, de ser tratado como un bebé, inclusive usando vestuarios infantiles, o si solo te excitas tras romper la ropa que tu pareja sexual lleva puesta.
No te agobies por establecer conversaciones telefónicas del tipo amenazante/insultante, sin importar quien esté del otro lado de la línea, para explotar de placer, o por deleitarte al exhibirte en sitios públicos y luego te masturbes posterior al acto.
Si tu apetito sexual se despierta al percibir el olor a orina, al ver tatuajes, cicatrices y perforaciones, o por el solo hecho de frotar tus genitales en las nalgas o el cuerpo de un desconocido (bajo previo acuerdo), entonces deléitate. Si explota tu libido al observar a alguien desnudándose, teniendo relaciones, o por mirar órganos sexuales, disfrútalo al máximo mientras lo realices.
Si te da morbo una de las partes del cuerpo de tu pareja (como un lunar), o masticar y/u oler partes del cuerpo, en especial el de las zonas erógenas, o el uso de palabras y narraciones pornográficas, obscenas y sucias, u oler y/o realizar otra acción con ropa sucia y productos relativos a la higiene menstrual, no sientas vergüenza al hacerlo.
No te sientas extraño si sientes atracción sexual o afectiva por cualquier persona sin distinguir su género o preferencia sexual (heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales, etc), o por el simple hecho de observar fotografías o vídeos sucios y/o pornográficos.
Si la libido y el apetito sexual se te despiertan al máximo cuando utilizas prendas del sexo contrario, especialmente íntimas, o por despertar a tu pareja sin violencia con caricias eróticas y sexo oral, gloríate mientras lo experimentes. Si te excita observar a tu pareja fornicando con otra persona, gózate el momento.
Existen otro tipo de apetitos y perversiones sexuales que podrías disfrutar, previo acuerdo con tu acompañante sexual, no obstante deberías tener cuidado con la salud y el bienestar personal de los participantes:
Si comer excremento, orinar o beber la orina de otro como estimulantes para lograr el orgasmo; si necesitas ser estrangulado/a o asfixiarte al momento del orgasmo o cerca de él para exacerbar la experiencia; si dependes de los maltratos físicos, abusos y/o humillaciones por parte de la pareja para excitarte; si necesitas torturar, humillar o castigar a otro para lograr sentir placer sexual, eres libre.
Estas conductas deberían ser un comportamiento sexual natural entre adultos que la consienten, sin embargo no deberían ser fantasías irrefrenables que generen malestar clínicamente significativo o deterioro funcional, o que estén asociados a un trastorno de la personalidad antisocial. De lo contrario, disfruta del sexo y fortalece tus perversiones, al carajo con todo lo demás.
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