Karl Marx: ¿Flojo, vago, mantenido, hipócrita, ladrón, abusador, borracho y violador? - Nekromorty

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domingo, 29 de mayo de 2022

Karl Marx: ¿Flojo, vago, mantenido, hipócrita, ladrón, abusador, borracho y violador?

Según descripciones de Gustav Myers, mejor conocido como el biógrafo de Engels, Karl Marx era flojo, vago, mantenido, hediondo, sucio, hipócrita, mentiroso, ladrón, maltratador, abusador, patán, borracho y violador.
Karl Marx nació en Tréveris, Alemania, en mayo de 1818, desde niño se caracterizo por ser egoísta y no hacer amistades fácilmente, a causa de su gran soberbia, sus observaciones eran siempre arrogantes y su conducta era falta de respeto para con los mayores o cualquier cosa que representase autoridad o superioridad. De mayor fue un hombre egoísta, avinagrado, terco e intrigante, que vivió como desterrado en Francia y Bélgica, posteriormente residió en Inglaterra, donde murió, siendo en ese país donde broto, gracias a su mente retorcida, lo que más tarde se conocería en el mundo como “SOCIALISMO CIENTÍFICO” o “EL COMUNISMO”.

Estudió derecho en la Universidad de Bonn, y después, derecho, filosofía e historia en la Universidad de Berlín y se doctoró en Jena. Al principio se inclina por el materialismo no rigurosamente determinista de Epicuro. Miembro del Doktorklub en 1837, recibió la influencia de los jóvenes hegelianos (hermanos Bruno y Edgar Bauer, Köpper, etc.), mientras que la lectura de Feuerbach le enfrentó al idealismo de Hegel. Excluido de la carrera universitaria donde aspiraba a practicar la docencia, por la política reaccionaria prusiana, se dedicó al periodismo, lo que le permitió entrar en contacto con la problemática social alemana, comprender el Estado como órgano de poder de la clase dominante y conocer las ideas socialistas.

Escribía ridiculizándolo todo, criticando todo, burlándose de todo y a todos con quienes estaba en desacuerdo. Sumamente influenciado por las enseñanzas de Ludwing Feuerbach, filósofo materialista alemán, se volvió ateo, y aunque no sabía lo que era empuñar un arma, siempre clamaba por la guerra, en especial en contra de la religión, particularmente la cristiana. Toda su vida fue enemigo acérrimo del cristianismo e insultaba y se mofaba con frecuencia de Jesús de Nazaret y sus enseñanzas contenidas en los evangelios.

En 1843 abandona la ciudad en la que vivía, por problemas con la justicia Prusiana, trasladándose con su familia hasta Francia, luego a Bélgica y finalmente a Inglaterra donde permanecería desde 1849 hasta su muerte en 1883. Tuvo pocos amigos, uno de ellos fue Friedrich Engels, también alemán, a quién conoció en 1842 y que habría de ser quien lo mantendría hasta su muerte, su camarada intelectual, su amigo intimo.

En París, y desde 1843, frecuentó las organizaciones obreras alemanas y fundó, con A. Ruge, Die deutsch französische Jahrbücher, donde esbozó la próxima superación de Feuerbach y el papel histórico del proletariado.

El contacto con Engels le indujo al estudio de la economía. Se relacionó con Proudhon y se dedicó al estudio de los socialistas utópicos franceses. Redactó los Ökonomisch-philosophischen Manuskripte, transición de la filosofía a la economía, del izquierdismo radical al comunismo, cuya exposición central la constituye el tema de la alienación -que perdurará, evolucionando con sus aportaciones teóricas socio-económicas, a lo largo de toda su obra-.

Expulsado de París en 1845, se trasladó a Bruselas, donde, en colaboración con Engels, redactó Die deutsche ldeologie, que significa, por una parte, la ruptura definitiva con la izquierda hegeliana (Feuerbach, B. Bauer y Stimer), por otra, la formulación del materialismo histórico, y, por otra, el análisis y la crítica del concepto de ideología.

En 1847 publicó Misère de la philosophie, violenta ruptura con Proudhon; este mismo año, y junto con Engels, ingresó en la Liga Comunista, con sede en Londres, y por encargo de la cual redactaron el Manifest des Kommunistischen Partei. El estallido de la Revolución de 1848 provocó la expulsión de Marx de Bélgica, y, tras una breve estancia en París, se trasladó a Alemania, donde fundó con Engels la Neue Rheínische Zeitung. Tras el fracaso de la revolución, Marx fue expulsado de Alemania y, después de residir en París, se instaló definitivamente en Londres (1849).

Engels por su parte al contrario del excéntrico Marx, era alegre, de buenos modales, procedente de una familia adinerada e interesada en vivir bien, aunque también era ateo y se auto-definía como revolucionario, nunca tuvo que preocuparse por dinero o por trabajar, todo se lo dio su padre.

Su amistad intima duro cerca de 40 años, juntos concibieron y formularon la doctrina del Comunismo, y fueron los padres del Socialismo Científico. Engels vivía en Manchester, donde atendía los asuntos de su acaudalado padre, en tanto que Marx vivía en Londres, y a diferencia de Engels vivía en la miseria, con frecuencia se enfermaba, padecía de forúnculos, jaquecas y reumatismo. No tenia empleo fijo y jamás lo buscó, vivía de sus crónicas en el New York Tribune, dependiendo totalmente de “regalos” especialmente de Engels. Se lo pasaba de una a otra casa de empeños, es irónico, pero el padre del comunismo fue literalmente salvado de morirse de hambre por un capitalista.

Las obras clásicas del comunismo, como Das Capital (El Capital), fueron hechas a los trancazos en medio de una situación sumamente difícil. Vivió en dos cuartos amueblados en Dean Street del Soho de Londres. El social-demócrata Gustav Myers, primer y mejor biógrafo de Engels, quien lo conoció y entrevisto en Londres, escribió esta descripción en un artículo que hoy se encuentra en la “Royal Library of London” y cuya traducción al español es la siguiente:
En la vida privada, Marx es un sujeto sumamente desordenado, desagradable y sinvergüenza… En él es una rareza bañarse, lavarse la cara, peinarse, cambiarse de ropa interior y de camisa… Con frecuencia pasa en la ociosidad días enteros, pero si tiene algo que le interesa, trabaja en ello día y noche con inagotable resistencia . Muchas veces pasa en vela toda la noche y después, al mediodía, se tira en el sofá, vestido, y duerme hasta que le da la gana, sin que le importe el quehacer de su familia… El cuarto, que da a la calle es el salón, y el de atrás, la alcoba. En todo el departamento no hay un solo mueble limpio y en buen estado. Todo está roto, desvencijado y desgarrado, todo está cubierto por una capa gruesa de polvo, en todas partes se observa el mayor desorden. En el centro del salón hay una mesa grande, cubierta por un mantel de tela encerada que arrastra sobre el suelo. En la mesa se encuentran acumulados manuscritos, libros, periódicos, comida podrida, los juguetes de los niños, pedazos de tela de costura de su mujer, así como tazas de té, de bordes desportillados, cucharas, cuchillos y tenedores sucios, una lámpara, un tintero, vasos, una pipa de yeso holandesa y cenizas. En suma, todo eso se halla amontonado sobre la mesa. Una tienda de trastos viejos tendría que ceder los honores a ese extraordinario conjunto. Cuando se penetra en el cuarto de Marx, la humareda de carbón y tabaco obliga a uno a explorar a tientas la habitación, como si se hallase uno en una cueva, hasta que la vista gradualmente se acostumbra a esas emanaciones y se puede distinguir, como entre la niebla, unos cuantos objetos. Todo está sucio; todo cubierto de polvo. Tomar asiento es algo verdaderamente peligroso. Aquí hay una silla con sólo tres patas; allá los niños juegan a las comiditas; más lejos se descubre otra silla que aún no está rota. Por supuesto, es ésa la que ofrece al visitante, pero sin que se haga ningún intento por limpiar las sobras de la comida que dejó sobre ella. Uno se sienta a riesgo de echar a perder un buen par de pantalones…Tal es el retrato fiel de la vida del jefe comunista Marx.
El dinero siempre le faltaba. Su hija Franziska murió antes de cumplir un año y gracias a un vecino su mujer pudo pagar el pequeño ataúd para enterrarla, ella, cuando enfermaba no podía acudir al médico ni comprar los remedios porque Marx nunca tenía dinero. Solía decir “Durante una semana o más he mantenido a mi familia dándole pan y patatas, dudo que hoy pueda conseguir eso”. Karl Marx era además un inmoral, sabido es que Marx maltrataba a sus hijas, constantemente las insultaba, les pegaba con el cinturón o lo que tuviera al alcance, las pateaba, les gritaba obscenidades, se negó a pagarles los estudios y llevó a que dos de ellas se quitaran la vida tras años de soportar abusos y maltratos, sobre todo durante las borracheras de su padre, porque Karl Marx era también un alcohólico, un borracho que se embriagaba en cualquiera de los abundantes Pubs que siempre han existido en el Soho y en todo Londres, luego llegaba a su casa a maltratar, golpear e insultar a su familia conformada por puras damas, solo por motivos tan simples como el hecho de que la comida estuviera fría.

El motivo de su rechazo a las niñas, según escritos de la época, era que Marx siempre deseó hijos varones, de hecho son sabidos los desprecios que propinó a su mujer durante el mismo parto al enterarse del sexo de sus hijas, llegando a decir en el nacimiento de la primera: “Mi esposa dio a luz un bebé; desgraciadamente ésta es una niña y no un niño”.

Pero por ironía del destino, tal vez castigo de Dios, Helene Demuth, de quien poco se sabe, a la que fuera violada por Marx en su propia casa, donde vivía con su esposa e hijas, según indican cantidad de escritos de la época; muchos escritores la han llamado “La esclava de Marx”. Cuando el niño nació en 1851 ante la sospechosa “casualidad” que naciera un niño de una mujer que nunca salía de la casa de los Marx y no tenía vida social alguna, todas las miradas cayeron sobre Marx, quien en vez de hacerse cargo, obligó a su ricachón amigo, Engels, el mismo que pagaba sus vicios, a reconocer al niño como propio y le pusieron por nombre Frederick Demuth. Tal vez el padre del comunismo era un enfermo sexual, ademas de maltratar y rechazar a su esposa e hijas, y a las niñas en general, sumado a su rara amistad intima con Engels y el hecho de haber violado, o en todo caso, preñado a una mujer que era ya parte de su familia, son indicadores claros de que además de ser un inmoral, su salud sexual no estaba bien, era un enfermo.

Irónicamente llamaba “secretaria” a la que era la criada de la familia y que los había acompañado fielmente durante toda la vida,y a la que Marx nunca le pago ni un penique, le dio un hijo varón luego de que probablemente la vida de Helene fuera muy triste. Nacida en una familia de Saarland, Alemania, un 31 de Diciembre de 1820, de jovencita comenzó a trabajar como criada de varias familias hasta llegar a la casa de los Marx, con los cuales posteriormente se mudó a Londres. La situación social de Helene no era muy buena, de hecho sus servicios no se pagaban con dinero sino que, por órdenes del padre del comunismo, se le daba solo lo indispensable y un techo.

Helene vivía en una situación servil comparable a la de un sirviente liberto romano. Poco se sabe de la relación entre ambos, ya que Marx siempre negó la paternidad. De todas maneras, gracias a una carta escrita por Louise Freyberger a August Bebel fechada en el año 1898, sabemos que Marx no solo que no reconoció al joven, sino que además lo despreció y constantemente lo execró. Semejante secreto carcomería la conciencia de Engels, quien en su lecho de muerte ya sin casi poder hablar, confesaría a Eleanor, la hija menor de Marx, entre otras cosas, la verdad sobre el origen bastardo de Frederick Demuth.

Freddy Demuth, el hijo bastardo de Marx:

Definitivamente, un hombre el cual se llenó la boca hablando de expropiaciones, de explotación capitalista, de los derechos de los trabajadores y de la lucha violenta en contra de los explotadores, tuvo una sirvienta a la cual nunca le pagó un solo sueldo, y que tras embarazarla cobardemente (LA VIOLO EL DESGRACIADO) hizo pasar por padre a un amigo. Ante este hecho a este hombre no se le puede llamar de otra manera que hipócrita, Karl Marx fue también un hipócrita.

Era muy testarudo, su empeño era escribir culpando al capitalismo de la pobreza mientras permitía que su familia se muriera de hambre sin hacer nada, pues no le gustaba trabajar. Muchos escritos de la época atribuyen a la madre de Marx el siguiente comentario: “En lugar de escribir en contra del capital le convendría más a Karl reunir un poco de capital”.

Engels era el que lo mantenía, pero también recibía esporádicamente algunos ingresos de algún pariente o de algún escrito que lograba vender. A eso de 1850 el tío de su esposa, un hombre de bienes logrados a punta de trabajo y que había sido siempre muy saludable, enfermó, Marx, en una carta escrita a Engels el 27 de Febrero de 1852, reflejo lo miserable de su espíritu al escribir a su amigo intimo y benefactor lo siguiente: “La única buena noticia que tenemos es de mi cuñada, sobre la enfermedad del tío de mi mujer. Si esa bestia muere, saldré de mis presentes apuros”, en ella expresaba su deseo de que muriera por la sola y ruin apetencia del dinero de este hombre, que por derecho le correspondía en todo caso a su mujer y no a él. No hay que revisar muchos libros para darse cuenta que la mente de Marx estaba pervertida y llena de prejuicios, pero también era incisiva y aguda.

Era muy estudioso de la historia, de la filosofía y de la economía. El 2 de Marzo de 1852, Engels le contestó: “Mis parabienes por la noticia de la enfermedad del viejo obstruccionista de la herencia, espero que pronto le llegue el fin”, con lo que también reflejaba la calaña de su espíritu. No hay duda de que ambos eran unos miserables.

En su mente, este teórico del socialismo revisaba el mundo y con su arrogante orgullo creía que podía fundirlo y cambiarlo a su propia manera y estilo de vida, a través de sus escritos y sus “organizaciones revolucionarias” emprendió esa tarea, que fue desarrollando en dos líneas de ataque al orden existente.

1. UN CONCEPTO ATEO DEL MUNDO, para ello unió dos ideas muy antiguas, la primera es que todo el universo ya sea un tallo de hierba, un ser humano o la sociedad misma, está cambiando constantemente y al mismo tiempo se halla en conflicto, a eso le llamo DIALECTICA.

2. QUE DIOS NO EXISTE y el mundo está conformado exclusivamente de “materia viviente”, de ahí que el hombre sea polvo que se muere sin la chispa o la imagen de un creador divino (Dios). Esa idea se llama MATERIALISMO.

De ahí surge entonces el “MATERIALISMO DIALECTICO” que se convierte a partir de ese momento en la base de toda “Idea Comunista del Mundo”. Afirma Marx que el género humano, lo mismo que el universo de la materia, se encuentran afectados por esa idea, ya que como el ser humano no tiene nada de divino y solo es materia que muere tiene aplicación universal.

Marx decía que la lucha constante y encarnizada no era mala, porque alcanza el progreso. De hecho, consideraba toda la historia del mundo como una constante lucha entre clases. Por cierto, con respecto a esta teoría, es oportuno mencionar aquí mi experiencia personal vivida en el mismo lugar donde este hombre la desarrolló.

En 1989 fui designado para cumplir misión en Londres, Inglaterra. Muy rápidamente me acostumbre al ordenado y apurado estilo de vida de sus habitantes, de vez en cuando en las tardes, cuando salía de clases en el Pitman Business College, iba a curiosear en las tiendas de armas antiguas, y sobre todo las librerías que se encuentran por cantidades y de todo tipo en el lado este del Soho (donde vivió, Karl Marx) en el área de Charing Cross Road (Hay un refrán que dice: “Si existe un libro en Londres no lo dudes, está en Charing Cross”).

En especial me gustaba ir a una inmensa tienda que se llama Foyles, en el camino a esta librería, siempre me encontraba y le compraba la prensa del día a un viejo vendedor de periódicos que a las cuatro de la tarde puntualmente, todos los días, estaba parado en la esquina de Grafton Way con Tottenham Court Road, vendiendo el diario vespertino “The Evening Standard”, Charles era su nombre, por respeto a su avanzada edad yo le llamaba “Mr. Charles” o “Lord Charles”.

Siempre que me detenía a comprarle el periódico se generaba una amistosa conversación sobre algo, a veces hablábamos de lo caro que estaba todo, de fútbol, de mi patria Venezuela, de Gales su tierra natal, del Generalísimo Francisco de Miranda quién vivió a una cuadra de ahí, de las últimas decisiones políticas de la Primer Ministro Margaret Thatcher, de la Segunda Guerra Mundial pues Charles era veterano de guerra, etc. En muchas ocasiones hablamos sobre el comunismo y la para entonces todavía existente URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) que en esos momentos se estaba desmoronando. En una de esas conversaciones Charles abordo el tema del padre del comunismo, Marx, enterándome por primera vez que había vivido y escrito sus teorías fundamentales muy cerca de donde estábamos, en el Soho.

En una de esas conversaciones con “Lord Charles”, que siempre se iniciaba con el ultimo acontecimiento en la URSS reseñado por los diarios, mi viejo amigo me contó algo que le había sido contado por su padre, quien a su vez lo había escuchado de su abuelo, y es que la idea de la lucha de clases le vino a la mente a este oscuro personaje luego de presenciar detenidamente una pelea de perros en el Soho, en la cual una jauría de perros callejeros atacó y le arrebato a otros un mendrugo de pan que les había sido arrojado por un transeúnte, dicen que Marx contemplando el espectáculo sonreía y comentaba “esa es la lucha que nunca ha de acabar, la lucha del que no tiene en contra del que tiene, es la lucha de clases”, su recientemente creada teoría del “Materialismo Dialectico” le permitía colocar en el mismo nivel de los perros a los seres humanos.

Marx afirmaba que la humanidad siempre ha estado dividida en clases o grupos con especiales intereses, ideales y maneras de hacer las cosas, esas clases, añadía, “han estado luchando entre sí desde el principio de los tiempos y siguen luchando, la lucha es buena y hay que estimularla”. Marx explicaba la lucha por medio de una fórmula especial llamada comúnmente la dialéctica de tesis-antítesis-síntesis, que tomó y deformó de la filosofía del famoso pensador alemán George Wilhelm Friedrich Hegel de la siguiente forma:

1. TESIS: Esa es la clase con el poder dominante en la sociedad, tiene en sus manos los medios de producción, la forma como se construyen las casas, la clase de ropa que se lleva, y así por el estilo.
2. ANTI-TESIS: Es la clase que no tarda en surgir para tratar de destruir a la primera por que tiene diferentes ideales, motivos y ambiciones y que desata la lucha.
3. SÍNTESIS: Es la nueva clase que resulta luego de que termina la lucha y es destruida la tesis, de acuerdo a la mente de Marx, va a tener lo mejor de las dos antiguas clases (Marx no explica porque no es posible que se filtre lo malo de ambas clases en la nueva clase y esto es lo que ha pasado en todos los experimentos comunistas (socialistas) que se han desarrollado en el mundo, pues lo malo y lo violento siempre ha relegado a lo bueno y lo sabio, y se ha hecho con el poder que luego no quiere abandonar por ninguna razón, en Venezuela actualmente tenemos un excelente ejemplo).

Marx llama capitalistas y clase dominante a los propietarios de industrias, negocios, bodegas, etc., a todo el que tenga algo, etiquetándolos como TESIS, y a la los empleados como PROLETARIADO etiquetándolos como ANTI-TESIS; sosteniendo en sus escritos que una vez sea destruida la TESIS y se consolide la SÍNTESIS, el proceso debe repetirse, ya que esta se convierte en una nueva TESIS y que por lo tanto debe surgir una nueva ANTI-TESIS que desate la lucha contra ella y la destruya convirtiéndose a su vez en TESIS y así de manera cíclica continúe la lucha constante (lucha de clases) hasta que se llegue a un “ápice” o nivel ideal que es EL COMUNISMO, en ese punto, según la mente de Marx, el conflicto cesa llegando a conformarse la “sociedad perfecta”, un mundo nuevo sin estados, sin clases sociales y sobre todo SIN DIOS, en la que todos los bienes empleados en la producción sean del dominio común, y las actividades humanas se ajusten al principio de que cada uno reciba de acuerdo a sus necesidades.
Marx omitió en su teoría y nunca pudo explicar el por qué cesa el conflicto y como, por lo que se puede calificar su teoría como errónea puesto que siempre habrá alguien que quiere el poder y que pasa por sobre lo que sea para lograrlo, eso siempre ha sucedido en el mundo, sobre todo en las naciones que han tenido la desgracia de caer en manos del comunismo.
Marx habla también del Partido Comunista, dándole un papel en la lucha de clases entre la clase capitalista y el proletariado, dice Marx: “El Partido comunista debe ser la vanguardia del proletariado, la mayoría de los trabajadores son unos estúpidos, no educados en el marxismo, pero si en el capitalismo, por sí mismos nunca podrían iniciar una revolución, necesitan que se les guíe, y esa labor es del partido comunista, que tiene como cometido ser El Estado Mayor de la Revolución”. Marx dice que: “ Como es natural la sociedad capitalista nunca va a entregar voluntariamente sus negocios, propiedades y dinero y que probablemente organizaría una contrarrevolución, o lo que es lo mismo se defendería. De ahí que, bajo la jefatura del partido comunista los trabajadores deben estar dispuestos, si es necesario, a recurrir a la fuerza, es decir, a la revolución violenta para quitarles todo”. También dice Marx lo siguiente: “Si los capitalistas se someten sin oponer resistencia, magnifico; si se resisten, habrá que aniquilarlos”. Marxismo en estado puro.

Según Marx, después de alcanzar el poder “quedará una oposición que será preciso destruir en forma absoluta, completa y sin misericordia” y plantea que hay que seguir adiestrando y sometiendo a la clase trabajadora a un entrenamiento y adoctrinamiento total y único en el pensamiento marxista (su manera y estilo de concebir el mundo) para evolucionar hacia lo que este hombre llamó “LA DICTADURA DEL PROLETARIADO” que es supuestamente una transición entre la REVOLUCIÓN y la forma definitiva del COMUNISMO. Y de acuerdo a Marx ¿quién debe dirigir la dictadura del proletariado? Por supuesto, el Partido Comunista o Socialista, y, ¿qué haría esa organización según Marx? “Servir de aplanadora liquidando por la fuerza bruta si es necesario todos los elementos capitalistas. Entonces y solo entonces, puede empezar la nueva construcción “socialista”.

La dictadura que existió en la extinta URSS y sus países satélites con sus policías secretas, persiguieron al de pensamiento diferente al igual que a un delincuente, sus campos de concentración y su reglamentación para la educación y el adoctrinamiento en masa, constituyen un claro ejemplo de la instalación de la dictadura del proletariado en un estado.

En la actualidad, en los sistemas totalitarios de corte socialista existentes en el mundo, los términos capitalista, burgués o contrarrevolucionario son usados igualmente para calificar a cualquier persona u organización que se opone al totalitarismo socialista y/o comunista, a cualquiera lo pueden calificar de capitalista aunque no tenga un centavo.

El Legado de Marx:

Karl Marx, en 1848, con la ayuda de Engels, preparó el programa de “La Liga Comunista”, organización revolucionaria que incluía para ese momento a un gran número de desterrados alemanes y resentidos sociales. Fue ese el famoso “MANIFIESTO COMUNISTA”, el primer plan general de los propósitos comunistas. En el mismo el lenguaje es violento, las amenazas terribles, comienza con una frase infernal: “Un Espectro se pasea por Europa, el espectro del comunismo”, y termina excitando al derrocamiento violento de la sociedad existente de la siguiente forma: “Que tiemblen las clases gobernantes ante la revolución comunista. Los proletarios nada tienen que perder, salvo sus cadenas. Tienen en cambio un mundo que ganar. ¡Trabajadores de todo el mundo uníos!”.

Finalmente resulta imperioso citar otras dos horrendas frases del discurso de este maligno ser, Marx dijo en 1848 que: “no se puede depender de hombres de buenas intenciones y bondadosos para el mejoramiento de la sociedad porque son aficionados torpes que empeoran las cosas” y dijo “el Capitalismo debe ser destruido completamente. Recúrrase a la fuerza y a la violencia ¡Establézcase un Gobierno Comunista!”.

Marx, hasta su muerte sucedida en Londres, el 14 de marzo de 1883, fue un fanático, un ser intolerante, altanero, soberbio, despiadado, envidioso y vil. La invectiva, la ira, el insulto, la amenaza, la infamia y la calumnia eran sus armas, defendía retadoramente su punto de vista contra todos aquellos que lo debatieran, denunciaba con encono a cuantos no se hallaban de acuerdo con él como Ferdinand Lasalle, el dirigente socialista alemán y Mikhail Bakunin, el anarquista ruso.

Conducía “batallas” verbales que duraban años enteros. Siempre, por la astucia, la mentira, la manipulación y las amenazas, trato de imponer su propio punto de vista, si comprendía que tal cosa era imposible, se esforzaba intensamente por destruir a su oponente acusándolo de ladrón o de lo que fuera, calumniándolo como fuera, todo el que tenía algo para Marx era un ladrón excepto Engels a quien calificaba de revolucionario, pero todo el mundo sabía que era porque lo mantenía.

Karl Marx, además de mantenido fue un mal viviente a quien los dirigentes políticos de su época tenían temor por su maldad y el veneno de su lengua. Pero el veneno de este ser miserable no solamente alcanzó para insultar y ofender a Cristo, manipulando y distorsionando la doctrina de la fe cristiana, no solamente alcanzó para insultar y ofender a los personajes de su época, también alcanzó a hombres y mujeres ilustres que ya habían fallecido; sentía envidia cuando alguien comentaba los méritos y las hazañas del General George Washington, o del Duque de Wellington, o del Almirante Nelson u otro héroe o personaje ilustre ya fallecido, arremetiendo en el acto con su lengua contra ellos, calumniándolos, menospreciando sus hazañas y transformando sus virtudes en defectos mediante la manipulación de la cual era experto.

Este hombre que no respetaba la autoridad ni a las personas que en méritos o intelectualmente lo superaban, tampoco respetaba a los muertos, he ahí la muestra de su vileza.

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