Las tristemente famosas Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, derrumbadas tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, se comenzaron a construir el 5 de agosto de 1966. De 110 pisos cada una, se terminaron a principios de los años 70’ -La Torre Norte se completó en diciembre de 1972 y la Torre Sur en julio de 1973-, aunque desde un principio tuvieron muchos detractores, como algunos comerciantes de la zona baja de Manhattan, que recurrieron a la Corte Suprema para paralizar su construcción, pues, en su opinión, ambos edificios arruinarían a la pequeña y mediana empresa de la ciudad.
En febrero de 1964 el diario New York Times, haciéndose eco de la preocupación que estaba despertando el proyecto de levantar estos dos monumentales edificios en pleno centro de Manhattan, publicó un artículo que informaba que un grupo de comerciantes y activistas que se oponían a la construcción de las Torres Gemelas había denunciado que existía un grave peligro para la seguridad de ambos edificios en caso de una explosión o accidente aéreo.
Richard Roth, socio de la empresa neoyorquina de arquitectos Emery Roth & Sons, que estaba asociada a la firma Minoru Yamasaki en la construcción de las dos gigantescas torres del World Trade Center, tranquilizó a la opinión pública afirmando que los estudios de ingeniería estructural del proyecto aseguraban que el potencial daño que un avión que viajara a más de 960 kilómetros por hora podría provocar al estrellarse contra una de las dos futuras Torres sería mínimo y focalizado, y que las personas que estuviesen en otros pisos de ambas torres estarían totalmente a salvo.
Por supuesto, Roth estaba lejos de sospechar que los aviones que viajaban en 1964 no iban a ser los mismos que volaban el año 2001, los cuales viajaban a una velocidad muy superior, eran más largos, anchos y pesados y cargaban mucho más combustible que los aviones comerciales antiguos.
El 29 de mayo de 1966 Ada Louise Huxtable, la famosa crítica de arquitectura del New York Times que ayudó a fundar el periodismo de arquitectura y diseño urbano en América del Norte y cuyos artículos habían aumentado la conciencia del público neoyorkino sobre el entorno urbano, escribió una nota que sería ciertamente premonitoria, titulada “¿Quién le teme a los malos grandes edificios?” en el que vaticinaba lo siguiente: “El World Trade Center puede ser el inicio de una nueva era de los rascacielos, o las tumbas más grandes del mundo”.
Dos años después que comenzara la construcción de las Torres Gemelas, el multimillonario, abogado y filántropo de origen judío Lawrence Wien, quien era propietario del célebre edificio neoyorkino Empire State Building -el más alto del mundo por entonces, con 443 metros de altura, incluida su famosa antena- y era la cabeza del comité ciudadano llamado “The Committee for a Reasonable World Trade Center” (“Comité para un World Trade Center Razonable”), financió la inserción de un aviso a página casi completa en el New York Times, titulado “Las montañas vienen a Manhattan”, donde denunciaba los peligros que implicaban para el tráfico aéreo de la Gran Manzana dos torres tan altas como las que se construían por aquel entonces.
El aviso, por cierto, recordaba un famoso accidente de aviación ocurrido el 28 de julio de 1945, cuando un bombardero estadounidense B-15 Mitchell que volaba a 400 kilómetros por hora, desorientado por la niebla, chocó a las 09.40 de la mañana contra la cara norte del Empire State Building -el edificio más emblemático de Nueva York e inaugurado en 1931-, entre los pisos 79 y 80, provocando la muerte de su tripulación de tres hombres y de once personas en el edificio. El Empire State, afortunadamente, no sufrió daños estructurales de gravedad tras el impacto, por lo que no corrió peligro de derrumbarse.
La inserción publicitaria a página casi completa que llevaba por título “Las montañas vienen a Manhattan”, pagado en 1968 por el multimillonario Lawrence Wien en el New York Times, en todo caso, sería sin duda profético, pues aparte de contener una copiosa información sobre los peligros de construir edificios demasiados altos en el centro financiero y comercial de la Gran Manzana, mostraba la imagen de un avión comercial, que se suponía cargado de pasajeros y combustible, que estaba a punto de estrellarse contra una de las Torres Gemelas del World Trade Center.
Once años después que fuera publicado ese aviso, en una coincidencia a lo menos inquietante, otro aviso publicitario de la línea aérea estatal de Pakistán recreó en 1979 casi la misma temática en la escena, aunque con una imagen todavía más aterradora: Un gigantesco avión comercial recortado en el perfil de las dos Torres Gemelas, que por entonces ya funcionaban en plenitud como centro indiscutible del comercio mundial.
El resto es historia conocida. Como si esos dos avisos publicitarios publicados en 1968 y 1979 hubieran sido un aviso del destino, en la mañana del martes 11 de septiembre de 2001 miembros de la célula terrorista Al-Qaeda, en un ataque terrorista coordinado, estrellaron contra las Torres Gemelas dos aviones comerciales Boeing 767 que volaban a más de 750 kilómetros por hora y estaban cargados con más de 38 mil litros de combustible.
Tras arder por casi una hora, la Torre Sur se derrumbó espectacularmente, seguida media hora después por la Torre Norte. Estos hechos conmocionaron al mundo y ocasionaron casi tres mil muertes y millones de dólares en pérdidas, en el atentado terrorista más impactante y espectacular jamás visto por el hombre.
Fuente: Guioteca
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