Desde que los Rolling Stones se auto-proclamaron “Sus Satánicas Majestades”, el mundo del rock ha sido relacionado con la corte del maligno y sus acólitos que, guitarra en mano, realizaban su particular akelarre musical para invocar –y deleitar– al príncipe de las tinieblas.
El “pacto con el Diablo” ha sido una de las leyendas rockeras más habituales entre conspiranoicos, que en una época ya tan lejana como principios del siglo pasado, ya se atribuía al guitarrista de blues Robert Johnson, quien, para alcanzar el estrellato, habría llegado a un acuerdo con el Diablo en un cruce de caminos de vaya usted a saber dónde. Probablemente en algún descampado de la América oriunda.
La lista de personajes marcados por el malditismo satánico es extensa: Los rockers Eddie Cochran, Gene Vincent, Buddy Holly, Johnny Burnette y Vince Tayler, ninguno de los cuales alcanzó la edad adulta, falleciendo fatalmente, algunos de ellos en extrañas circunstancias; ni qué decir tiene en los tiempos en los que el rock se erigió en la música de la contracultura.
Black Sabbath coqueteó con el satanismo –que utilizó a modo de marketing de forma brillante– en todos sus años en activo, y su líder, Ozzy Osbourne, gustaba de aparecer, en su época en solitario, ataviado en las portadas de sus discos cual émulo de Satán, con cuernos y todo.
La lista de personajes marcados por el malditismo satánico es extensa… y heterogénea
Pero la leyenda urbana que relaciona al rock y al satanismo de forma más elaborada es la que tiene como protagonista a la influyente banda de rock progresivo Led Zeppelin. Ello se debió principalmente a que el brillante guitarrista de la banda, Jimmy Page, mostró toda su vida afición por el ocultismo y el esoterismo.
Al margen de que el lector pierda el tiempo escuchando "Stairway to Heaven" al revés, por si se encuentra oculta una letanía diabólica en la canción, lo cierto es que Page abrió una librería especializada en esoterismo a principios de los años 70 en Londres, cuyo nombre era “The Equinox Booksellers and Publishers” –vendedores de libros y editores del Equinoccio–, que llegaría a publicar, entre otros, el libro The Goetia, de Aleister Crowley, en su edición de 1904, que el guitarrista acabaría cerrando por el tiempo que le ocupaban las giras con Led Zeppelin cuando ya se habían convertido en un mega grupo.
La teoría más creíble es que tuviera su origen en un grimorio de 1557, "Ars Magica Arteficii", escrito por Gerolamo Cardano y donde se identifica el símbolo ZoSo como satánico, quizá un simple entretenimiento de Page que, no obstante, era versado en ciencias ocultas.
Lo que me cuesta mucho creer es que fuera un brujo al estilo Crowley, o que realizara misas satánicas como se han atrevido a decir los más incautos. Sea como fuere, ahí tenemos su música rock, demoníaca o no, para seguir deleitándonos cuarenta años después.
Fuente: Espacio Misterio
No hay comentarios:
Publicar un comentario